La silla

Lunes, un lunes especial, de esos que huelen a mantecao y anís, de esos que cuando se van acabando se despiden con bombillas y filas de niños buscando la felicidad con globos de colores que nos recuerdan que Dios alegra nuestras calles porque Él es pura alegria.

Déjame que te cuenta una pamplina navideña, esta vez andaba con mi secuaz más fiel, mi Joselito. Joselito es de esas personas que te hacen creer más en el Hijo de la Virgen María. Es pura alegría, sonrisa angelical que desmonta negatividades y penas con una simple mirada, fiel reflejo de que en la vida todo tiene sentido, pues eso, que andaba con él cuando me suelta un “Esa no es tu silla, tu silla es esta”…y me hizo pensar.

Todos tenemos un lugar en esta vida, unasilla que ocupar, una silla que en los mejores casos es un taburete alto de bar y que en en los peores puede llegar a tener hasta ruedas. Un lugar, un pequeño sitio del mundo donde se nos espera…que hasta Herodes tiene su butacón orejero donde está para comérselo (que por cierto que ganitas tenéis joíos de verlo por la calle)

Ocupamos sillas en Semana Santa (odio eterno a las sillitas de los chinos: ves un hueco creyendo que no hay nadie y cuando te acercas hay más gente sentada que en la cola para un concierto de Justin Bieber), ocupamos sillas en la Feria, ocupamos sillas en la playa…y que poquito ocupamos las sillas de misa de 12.

Sillas que en Navidad se notan aún más cuando la persona que la ocupaba picó el izquierdo cuando lo llamaron con el “venga de frente definitivo”…que los cofrades cuando nos vamos nos vamos “picando el izquierdo” y oliendo a incienso del bueno.

Sillas que se ocuparon y que ahora no son más que recuerdos, se fueron sin avisar dejando en la memoria una ración de sonrisas y una silla vacia…y una túnica -por supuesto planchada- en el armario.

¿Vacía? Venga ya hombre, las sillas no se quedan vacías jamás, se van y vienen más. Se van Mercedes y vienen Merceditas, se van canas y vuelven ganas. Se van dejando la silla a buen recaudo…siempre habrá alguien que se siente en nuestra silla y recuerde nuestras pamplinas con un fusible fresquito en la mano.

Sonríe, siéntate y siéntete agusto en tu silla que nadie ocupa mejor el hueco del que se fue que el que lo recuerda descorchando sonrisas.

Sonríe que la Navidad es esa epoca del año donde los Reyes Magos lo ven todo, los amigos beben, los cuñaos comen, los hermanos se abrazan, los niños piden y los que se fueron aparecen sin avisar…y las sillas vacías se ocupan gracias al milagro de la Navidad, que para eso el que nace en Nochebuena es el Niño que llega gracias a un bendito retranqueo celestial. ¿A que sí?          

FELIZ LUNES. FELIZ SEMANA. FELIZ NAVIDAD.

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