El robo

Más de una semana ya del suceso que conmocionó a las hermandades jerezanas y que tantos ríos de comentarios y solidaridad volcó en las redes sociales. Más de una semana y ya casi nadie se acuerda del robo, excepto los que lo sufrieron: los hermanos de la Sacramental de la Cena.

Ni una pista, ni un indicio, sólo existe la esperanza de que lo sustraído vuelva alguna vez a sus legítimas manos. En un año en el que la hermandad celebra gozosa el Cincuentenario de la realización y llegada a San Marcos del Señor de la Sagrada Cena, este hecho viene a empañar terriblemente dicha efeméride.

Pero la tristeza por dicho suceso no debe velar algunas cuestiones que son para pararse a pensar y reflexionar un momento. ¿Cómo es posible que una corona del siglo XVIII, la segunda más antigua en procesionar en nuestra ciudad, con el valor histórico y artístico que tiene, fuese custodiada en un simple armario de madera y no en una caja fuerte como mínimo? Las imágenes aparecidas en el diario El Mundo son esclarecedoras: un ropero antiguo de madera era el lugar donde se guardaban la corona y los demás enseres desaparecidos. Además en una casa de hermandad antigua, situada en la misma iglesia de San Marcos, en la parte trasera, y sin las más mínimas medidas de seguridad. Porque estarán de acuerdo conmigo en que tres cerrojos en una puerta de metal no es seguridad alguna. ¿Es así como custodian las hermandades jerezanas su patrimonio? ¿Tienen nuestras corporaciones algún tipo de seguro que cubran estos delitos? 

Centrándonos en la hermandad de la Sagrada Cena, y aunque la culpa última, evidentemente, es de los ladrones, ¿la junta de gobierno ha asumido algún tipo de responsabilidad como custodia del patrimonio de la hermandad? ¿Ha convocado Cabildo Extraordinario para explicar algo a sus hermanos? Las redes sociales son válidas como transmisoras de información al instante, pero los hermanos deben y tienen el derecho, de ser informados cara a cara por sus máximos dirigentes. Es lo mínimo que debe de exigirse a una junta de gobierno.

Mientras tanto, seguiremos rezando a Nuestro Padre Jesús de la Sagrada Cena y Santa María de la Paz y Concordia para que obren el milagro. Si alguien puede, sin duda, son Ellos.

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