Bienvenido, costalero

Para que no te coja por sorpresa voy a contarte una serie de situaciones que te encontrarás en tu periplo por este mundo, el mundo de abajo:

Ponte recto y junta los talones. El día de la igualá te darás cuenta de la quimera que supone la puntualidad. Y de que la comprensión del idioma no es fácil. Por ejemplo: “traer el calzado de salida” para algunos significa ir en mocasines que, efectivamente, es calzado de salida… pero para esa misma noche. Aquí el culpable no es ni el capataz ni el costalero, sino el castellano (el idioma, no el zapato), que es demasiado ambiguo.

Fájate bien. Toca ensayar. ¡Ojo! Ni se te pase por la cabeza acercarte a la zambrana (¿la qué?). Pobre de ti si lo intentas. Esa zona del paso, el costero, tiene dueño. Además, lo más probable es que ese dueño se sienta amenazado en algún momento y, para defender su propiedad, te espete un: “Yo voy en el costero porque llevo 30 años sacando el paso”. Y es lo que hay. Independientemente de lo bien o mal que lo haga.

Si llega el momento en que ocupas el costero de la segunda o penúltima trabajadera, debes saber que el jefe de zona es el patero que llevas delante o detrás de ti. Cuando el paso arría mal, la culpa es tuya. ¿Qué creías joven Padawan? Por eso, en la próxima arriá, para solucionarlo, te dirá que te quites. Que la fuerza le acompañe.

Cuando el paso va dando leña (o incluso sin darla), llega el turno de los costaleros tenistas. Esos que en cada levantá gritan de forma orgásmica como si de un golpe de derecha de Rafa Nadal se tratase. Los hay realmente escandalosos.

Las chicotás podrán parecerte cortas o eternas dependiendo de la intensidad del que lleves al lado. Los grados de intensidad van desde los silbadores-tarareadores profesionales de marchas hasta los incansables contadores de chistes e historias. Tranquilo que hay relevos.

Para terminar, te pongo media ración de frases célebres que, a buen seguro, escucharás y, posteriormente, harás tuyas en la igualá, ensayos y el día de salida:

⁃ “Soy el más alto del palo” y su variante “estoy mal igualado” (todo costalero lleva dentro, muy adentro, su capataz).

⁃ “He venido a todos los ensayos y mira el relevo que me ha dado… el año que viene no vengo” (pero irá; y, por supuesto, no había ido a todos los ensayos).

⁃ “Fulanito va a mi lado en aquel paso y en este va dos trabajaderas más atrás” (para que conste en acta que él llevaba razón cuando decía que era el más alto del palo).

⁃ “Me estoy comiendo todos los kilos del que llevo al lado” (clara alusión a que su compañero se está dejando caer -no todos los héroes llevan capa-).

⁃ “El que no pueda, que se salga” (esta expresión empezó a utilizarse más o menos antes de Cristo).

⁃ “Voy hasta las manillas/mochas” (la jerga costalera es enriquecedora).

Seguramente eches en falta alguna peculiaridad más, pero tampoco quiero parecer derrotista en esta carta a mí mismo, que cualquiera diría que no lo he echado de menos.

Total
0
Comparte
3 comentarios
  1. Aquí un costalero de Sevilla, de la hermandad del silencio, que ratifica todos y cada uno de los hechos que narra usted en su columna. ¡Enhorabuena! Viene bien un poco de humor y más aún si de camino se retrata y denuncia tan fielmente la de tonterías que tienen algunos (no pocos) costaleros y que como muchas otras cosas es común en varias ciudades de nuestra querida Andalucía. ¡Saludos!

  2. jajajajajaj tienes mas razon que un santo,alguna cosita mas se podria decie,pero en fin este mundillo es asi.y en referencia a los costeros,tu podras llevar 30 años cargando,pero
    el que decide donde te pones le corresponde al capataz y punto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Noticia anterior

Piadoso arraigo

Próxima noticia

El pregonero ha firmado esta tarde en el Libro de Honor de la ciudad