Restaurado el busto del primitivo Señor de la Sagrada Cena

El imaginero Ángel Arroyo junto al restaurador Javier García han recuperado el busto del primitivo Señor de la Sagrada Cena, imagen realizada por el imaginero Francisco Pinto Berraquero.

La escultura intervenida en este proceso de conservación y restauración se trata de un busto que representa a Cristo, con rasgos y expresiones serenas, y que alcanza cierto hieratismo. Esta imagen, con gran certeza, se corresponde con aquella que durante la década de los años cincuenta del pasado siglo fuese el primitivo titular de la Hermandad de la Sagrada Cena de Jerez, procesionando por primera vez en 1955. La misma fue sustituida posteriormente por una imagen transformada de San Cayetano, y ésta, en 1967, por la actual de Luis Ortega Bru.

La intervención efectuada ha sido compleja, debido a las múltiples patologías y al preocupante estado de conservación que presentaba la imagen, ocasionado por el abandono, las intervenciones inadecuadas y su almacenamiento en unas condiciones ambientales perjudiciales.

La obra se encontraba en un estado muy deficiente de conservación, presentando diversas alteraciones como grietas y separaciones de piezas, roturas, suciedad y polvo acumulado, oxidación de los elementos metálicos, además de un repinte de nefasta calidad que se superponía a una policromía original muy desgastada y lijada, de la que se conservaban escasas zonas de referencia. El pelo, la barba y las cejas se habían cubierto con una capa de preparación sobre la superficie pictórica original. Todo ello estaba afectando a la estabilidad de la obra y a su correcta lectura visual, desvirtualizando la calidad técnica y artística de la imagen.

El proceso de conservación y restauración de la imagen ha consistido principalmente en la limpieza exhaustiva de la escultura, de forma química y mecánica; el resanado y unión de grietas, separaciones de piezas y fragmentos rotos; la eliminación de los elementos metálicos que estaban afectando perjudicialmente al soporte, la consolidación estructural de la obra, la reintegración volumétrica de lagunas, agujeros y fisuras y la reintegración cromática, tomándose como referencia algunos detalles de la obra que permitían identificar la tonalidad original. Se han respetado las muescas inferiores y laterales, pues no afectaban a la lectura visual de la imagen y aportaban información sobre la historia material de la misma. Finalmente se ha aplicado una capa de barniz protector. La intervención se ha llevado a cabo siguiendo los criterios de respeto a la obra original y mínima intervención, teniéndose en cuenta el carácter devocional que acompaña al busto.

La imagen, que luce ahora la impronta que le otorgase el insigne escultor e imaginero Francisco Pinto Berraquero, descansa sobre una peana en la que se introduce pero no se adhiere. Con esta intervención se ha querido recuperar y devolver la “dignidad” y el valor histórico-artístico a una imagen titular, que hace poco más de medio siglo, procesionaba por las calles de Jerez de la Frontera.

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