Los cofrades hospitalarios de la Bondad y Misericordia están a gusto en la jornada del Jueves de Pasión. No cabe la menor duda. Ayer volvieron a demostrar, otra vez, la simbiosis existente entre la hermandad y la multitud de cofrades ávidos de Semana Santa. Desde que se abrieron las puertas de la Iglesia de la Victoria hasta la hora de la recogida, un gentío estuvo acompañando, en todo momento, el discurrir penitencial de esta corporación que inaugura los desfiles procesionales en España.
Ese calor que proporciona el numeroso público alrededor de la cofradía sirvió de bálsamo a estos cofrades de título hospitalario y que, sin embargo, buscan todavía su definitiva sede canónica, ya que desde la actual -vaya contradicción- no pueden procesionar.
Los momentos más destacables del discurrir penitente de la Hermandad de la Bondad y Misericordia habría que fijarlos en el Hospital San Juan Grande, a eso de las 19’00 horas, y en San Juan de Letrán, donde pasadas las 22’15 horas hacían estación de penitencia en la sede canónica de la Hermandad del Nazareno, aunque no podemos olvidar el paso de la cofradía por calles como Chancillería o Gaitán, donde se vivieron grandes momentos en una combinación perfecta entre costaleros y los sonidos procesionales de la Agrupación Musical San Juan, que este año celebra su 40º aniversario.
Y un detalle. En el frontal del paso, en la talla de un de los angelitos, un lazo celeste y un «pescaíto» en recuerdo de Gabriel Cruz, el niño asesinado en Níjar.
