Una de las costumbres más típicas y que se ha instalado como tradición es llenar la nevera de imanes, especialmente cuando volvemos de algún viaje, a modo de recuerdo. Sin embargo, en torno a esta acción, aparentemente tan sencilla, se esconde un gran rumor que tiene como protagonista la factura de la luz: ¿afectan estos objetos imantados al consumo de electricidad? La Organización de Usuarios y Consumidores (OCU) ha emitido una respuesta acerca de esta disyuntiva, que ya se plantea en muchos hogares en España.
En este sentido, de acuerdo con la información que transmite a OCU «no existe evidencia técnica que respalde esta creencia». Sin embargo, sí es cierto que los campos magnéticos pueden influir en las corrientes eléctricas, el campo generado por los pequeños imanes decorativos es tan débil que resulta imposible que tenga un efecto medible sobre el funcionamiento de la nevera, que es uno de los electrodomésticos que más electricidad consumen dentro de la vivienda.
Clase energética, el factor que sí influye en el consumo
Siguiendo la recomendación de la OCU, la ubicación de estos imanes en la puerta externa la nevera tampoco interfiere en el circuito interno ni en los componentes sensibles del equipo. Por tanto, su presencia no afecta ni la eficiencia ni la durabilidad del electrodoméstico. No obstante, la Organización sí expone que el principal factor que determina el consumo de electricidad de una nevera es su clase energética, información que se encuentra disponible en su etiqueta correspondiente.
De este modo, han explicado que esta clasificación de clase energética puede oscilar entre la letra A (más eficiente) hasta la G (menos eficiente), permite a los consumidores conocer cuánto puede consumir su aparato en un año. Igualmente, además de esta clasificación, hay otros elementos que también inciden en el uso de energía: ubicación de la nevera, la temperatura ambiental, la cantidad de alimentos almacenados o la frecuencia con la que se abre la puerta son variables que sí pueden provocar ligeras variaciones en el gasto eléctrico.
Por tanto, se deduce que muchos de estos imanes están fabricados con fines puramente decorativos o turísticos, y su uso ha sido una costumbre extendida durante décadas sin que se hayan reportado alteraciones en el rendimiento de los aparatos. El siguiente viaje que se emprenda, ya sea con familia o amigos, puede venir acompañado de la adquisición de nuevos imanes para la nevera del hogar.
Consejos de la OCU para mejor consumo de la nevera
En primer lugar, la OCU recomienda basarse siempre en información contrastada y con respaldo técnico. De esta manera, estima que «es mucho más efectivo» optimizar la ubicación de la nevera, asegurarse de que las puertas cierran correctamente o mantener una temperatura interna adecuada. Estas acciones, a diferencia del retiro de imanes, sí pueden contribuir de manera real a la eficiencia del aparato.
También, en consecuencia, «pequeños gestos» como descongelar el congelador regularmente, no introducir alimentos calientes o evitar dejar la puerta abierta innecesariamente también pueden tener un impacto directo en el rendimiento energético. Aunque parezcan detalles menores, aplicados de forma constante se traducen en un uso más racional de la electricidad y un ahorro en el tiempo, explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios.
Finalmente, las teorías basadas en la desinformación sobre temas de consumo puede tener consecuencias negativas tanto para el bolsillo como para el medioambiente. Por ello, la OCU subraya la necesidad de que las decisiones relacionadas con el uso de energía en el hogar se fíen en datos fiables y no en rumores sin base científica.