Conseguir una pensión de 3.000 euros mensuales tras la jubilación es uno de los grandes objetivos de muchos trabajadores en España. Sin embargo, no se trata de una meta sencilla: alcanzar esa cantidad requiere cumplir con dos condiciones fundamentales que marcan el futuro de cualquier prestación contributiva.
Por un lado, influye de manera directa el número de años cotizados a la Seguridad Social, un factor que determina el porcentaje de la base reguladora al que se tendrá derecho. Por otro, es clave el nivel salarial durante la vida laboral, ya que la pensión se calcula en función de la base de cotización acumulada en las últimas décadas de actividad profesional.
Esto significa que, aunque un sueldo alto abre la puerta a una jubilación más generosa, no bastará si no se alcanza el periodo de cotización exigido. En 2024, para cobrar la totalidad de la pensión, es necesario haber cotizado 36 años y 6 meses. Con menos tiempo trabajado, la cuantía final se reducirá aplicando coeficientes reductores.
El sueldo necesario para asegurar los 3.000 euros mensuales
Para que un jubilado pueda alcanzar esos 3.000 euros netos al mes, debe haber mantenido durante gran parte de su carrera una base de cotización elevada. En números aproximados:
- Con más de 36 años y medio cotizados, sería necesario haber tenido un sueldo bruto de 3.500 euros al mes (unos 42.000 euros al año).
- Si el historial de cotización es más corto, la exigencia salarial aumenta. Por ejemplo, con 30 años trabajados, habría que haber ganado alrededor de 4.100 euros mensuales.
- En el caso de quienes acumulan únicamente 25 años de cotización, el salario necesario se eleva hasta casi 4.500 euros mensuales.
Este escenario pone de manifiesto que la jubilación máxima no depende únicamente de trabajar durante décadas, sino también de hacerlo con un sueldo lo bastante alto como para generar una base de cotización suficiente.
Una meta reservada a pocos
En la práctica, alcanzar la pensión máxima en España es un reto que solo una parte reducida de trabajadores consigue. El techo de cotización y las desigualdades salariales en el mercado laboral dificultan que la mayoría pueda mantener de forma constante los ingresos necesarios para aspirar a los 3.000 euros mensuales de pensión.
Por ello, cada vez más expertos recomiendan complementar la jubilación pública con planes privados de ahorro o inversión, especialmente para quienes prevén no llegar al nivel de cotización exigido por la Seguridad Social.