Tras más de dos años de trabajos, hoy lunes día 10 de octubre se procederá a la apertura de la Capilla de la Jura de la Iglesia de San Juan de los Caballeros, sede canónica de la Hermandad de la Vera Cruz. Para esta corporación nazarena, el mantenimiento de este templo es absolutamente prioritario, ya que supone seguir ofreciendo a la ciudad de Jerez un legado de siglos. Por ello, la Hermandad de la Vera Cruz también dará a conocer el resultado de las obras de restauración que se han acometido en la Sacristía y Antesacristía.
Este acto, que comenzará a las 12’00 horas, contará con la presencia de los hermanos de la cofradía, autoridades eclesiales, civiles y personalidades del mundo de la cultura y el arte. El mismo contará con un concierto de música del Renacimiento a cargo del Grupo Ministriles Hispalensis, formación que cada Jueves Santo acompaña al Santísimo Cristo de la Esperanza.
A la conclusión del acto, todos los asistentes pasaran a contemplar las citadas capillas y se servirá un Jerez de Honor en el local anexo a la Iglesia de San Juan de los Caballeros.
La Capilla de la Jura de San Juan de los Caballeros
Este espacio de la entonces iglesia parroquial ha estado rodeado de una leyenda y mito de resonancias medievales, que se retrotraen al año de 1285 con el sacrificio de unos caballeros que ante el cerco de las tropas musulmanas se vieron abocados a utilizar su propia sangre para solicitar el auxilio de las tropas del rey Sancho IV, episodio que la tradición ha venido situando en esta capilla, conocida bajo la advocación de Santa Catalina y bajo el patronato de la familia Tozino, aseveración que ya fue puesta en duda por el historiador Hipólito Sancho de Sopranis por sus carencias notables de fundamento cronológico, entre otras, por cuanto la actual capilla de los Tocinos es de construcción posterior (principios del siglo XV) al pasaje épico del auxilio de los caballeros, datado en las postrimerías del siglo XIII, desconociéndose si sobre su solar o bien en una capilla anterior a ésta (la construida a inicios del siglo XV) pudiera haberse llevado a efecto el suceso narrado de los asediados.
Para corroborar lo ya intuido por el mencionado investigador, no tenemos más que presentar el documento que hemos tenido la oportunidad de encontrar, fruto de una ardua investigación en el Archivo de Protocolos Notariales de esta ciudad, amparado además por una amplia documentación, que viene a sustentar en mayor medida lo afirmado en las fuentes originales.
La base fundamental para este estudio es el hallazgo del testamento inédito de Andrés Martínez Tocino fechado en 1404, copia antigua del documento original, que se encuentra inserto en un protocolo del siglo XVIII, a raíz de que D. Pedro de Torres y Herrera lo encontrara en el archivo particular de su casa, y que manifestara que era una copia antigua del original con el refrendo de la autoridad judicial, indicando que ya en aquella fecha (primera mitad del siglo XVIII) no se encontraba el documento original en los oficios de las escribanías, para lo cual solicitó que se sacara una copia y que, junto a la encontrada, se protocolizaran en el registro de escrituras públicas de 1739.
El testamento está fechado en 11 de Noviembre de 1404, y comienza así: “ Sepan quantos esta Carta de testamento Vieren como yo Andres Martines tocino Vecino que soi en la Collacion de San Juan de la Ciudad de Xerez de la frontera estando enfermo del cuerpo y sano de la voluntad …“.
En este documento se detalla con toda precisión sus datos genealógicos y vínculos familiares, así como sus bienes, deudas y mandas testamentarias.
Al tiempo de la redacción del mismo su mujer era Catalina García, manteniendo una serie de deudas, de las que particularmente detallamos las siguientes que nos servirán para acreditar nuestro artículo: “ … y devemos a Fernan Garzia Albañi, hijo de fernan Garcia Albañi é a Diego frnz (Fernández) Albañi su sobrino cinco mill e seiscientos e sinquenta maravedis desta moneda usual, que fincaron por pagar de los diez e nueve mill maravedis por que con ellos me combine, que hisiesen la Capilla que yo fago en la Iglesia de San Juan desta Ciudad …”, información capital para el estudio arquitectónico de la citada Capilla de este templo.
El estudio de la identidad de estos alarifes o albañiles es tan complejo que incluso podría darse la circunstancia de que sus aparentes apellidos castellanos estuvieran ocultando unos orígenes mudéjares.Esta circunstancia ya se ha comprobado al conocerse la costumbre existente en la época de que al bautizarse el morisco adoptada el apellido de su protector.
A modo de curiosidad observamos que la plementería de esta capilla está realizada en ladrillos, lo que pudiera suponer un rasgo de una implicación del estilo mudéjar en los usos arquitectónicos de la época, o su funcionalidad inherente que favoreció su empleo gracias al logro de disminuir el peso que pudieran soportar las bóvedas de estas capillas, evitando de esta forma su ruina y deterioro, e incluso un abaratamiento en los costes de la mano de obra.
Otro aspecto interesante de esta capilla de los Tocino es, sin duda, el gran arco cegado con formas apuntadas y realizado en cantería, incluyendo su alfiz de fina lacería, que puede dar lugar a la menos arcana teoría, ya apuntada por el profesor Chueca Gotilla, en la que obras consideradas mudéjares no siempre fueron realizadas por éstos, y viceversa, obras no consideradas como tales, finalmente fueron los mudéjares quienes las erigieron.
Es bien posible que los alarifes mudéjares terminaran por copiar las técnicas de la construcción gótico-cristiana, lo que igualmente no podemos descartar en esta capilla jerezana.
Otra cuestión de gran interés es la que ya se planteó por Sancho de Sopranis en relación a la cronología de la bóveda que corona esta capilla, por cuanto en su Introducción a la arquitectura jerezana afirmó que “ de no conocerse la data de la fundación de esta capilla y de no ir acompañada de las columnas adosadas que reciben sus nervios induciría, un poco ligeramente, a fecharla muy al final de la décima quinta centuria “. Comprobamos como deja constancia de sus dudas acerca de la fecha de construcción de la bóveda de esta capilla, donde su criterio como historiador, amparado por distintos estudios y comparaciones de otras obras similares, le induce a pensar en un primer momento que es obra de finales del siglo XV o principios del XVI, para posteriormente, al hilo del hallazgo del documento de fundación de este enterramiento, retractarse de dicha fecha, y datarla de principios del cuatrocientos.
Pese a estas afirmaciones del insigne investigador Sancho de Sopranis, y teniendo en cuenta esta bóveda de los Tocinos en comparación con las de otras capillas erigidas por aquellos años iniciales del cuatrocientos, tenemos que estimar como bien fundamentada la teoría, ya que no existe documento que así lo avale, que si bien los paramentos de la capilla son propios del siglo XV, la bóveda actual debió edificarse con posterioridad, prácticamente una centuria más tarde.
Lo que vendría a justificar la posibilidad de que una primera o primitiva bóveda, más en consonancia con las denominadas “ qubba “, pasado un tiempo hubiera de levantarla de nuevo, ante una posible ruina, y edificarla en un estilo más propio del primer tercio del siglo XVI, como parece evidenciar esta bóveda estrellada.
Las posibles restauraciones y reconstrucciones, de mayor o menor envergadura, han tenido lugar a lo largo de tantos siglos, y a veces ha quedado vestigio documental y otras no, posibilidad ésta última que podría haber sucedido en este caso.
Sin entrar en otros asuntos de interés para la historia de esta capilla, que no podemos tratar ante la carencia de espacio, tales como las curiosas marcas de cantero encontradas en este lugar e incluso el relato de los ancestros familiares del testador, todo un compendio genealógico de un casi desconocido linaje jerezano, queremos reiterar la importancia de los datos que ofrece este documento del finado al despejar algunas controversias sobre los orígenes de la construcción de los templos de esta ciudad y las dificultades inherentes a la hora de identificar el estilo denominado “ mudéjar “.