Resta menos de un día para que la titular mariana de la Hermandad del Transporte salga a las calles con motivo de la clausura del Año de la Misericordia. Un jubileo según el cual la dolorosa de Sebastián Santos procesionará por sexta vez fuera de la Semana Santa, en el seno de una cofradía que ya ha alcanzado su sexagésimo segundo aniversario de existencia.
Así, la primera de las circunstancias extraordinarias vino en 1957, fecha en que la corporación apenas contaba con veintisiete meses de antigüedad, durante los que la Virgen aún no había procesionado en Domingo de Ramos, ya que en 1955 sólo salió el titular cristífero de la cofradía, el Señor del Consuelo, y en 1956 se produjo su estreno en la jornada del Viernes Santo, debido al mal tiempo con el que comenzó la Semana Mayor.
El porqué de la citada salida extraordinaria fue la celebración de las Santas Misiones, en cuyo desarrollo Madre de Dios de la Misericordia acudió a la Parroquia de Santa Ana.
La segunda coyuntura tuvo lugar a raíz de las bodas de plata de la hermandad. En efecto, la talla procesionó, portada por su primera cuadrilla de costaleros, a la Iglesia de la Victoria en octubre de 1979. Allí se conmemoró un triduo y, tras éste, volvió a su sede sobre las andas de Ntra. Madre y Sra. de la Soledad.
Tanto tiempo después, en 2003, la corporación solemnizó el cincuentenario con una salida que llevaría a la dolorosa Iglesia Conventual de Santo Domingo, templo que acogió el Pontifical. En esta ocasión, la lluvia fue protagonista, puesto que las inclemencias meteorológicas evitaron que el traslado de ida se efectuara en la tarde del 25 de octubre, teniendo que retrasarse a la mañana del 26. Igualmente, ese mismo día en su vuelta a la Basílica, el palio recibió un pertinaz chubasco que obligó a la cofradía a refugiarse en Santiago.
En diciembre de 2006, Madre de Dios de la Misericordia fue nuevamente hasta la Iglesia de la Victoria. En este caso, lo hizo en Rosario de la Aurora en el cincuenta aniversario de su bendición. Por último, el 7 de junio de 2007, la imagen mariana presidió un altar del Corpus Christi, ubicándose el mismo en la Plaza de la Yerba.