Una hora y media después de la medianoche lo contábamos: «El Santo Crucifijo no hará estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral«. Los micrófonos del 101 de la frecuencia modulada recogían noticias durante toda la noche, la mayoría negativas. Tras la cofradía de San Miguel, en la Plazuela volvían los ecos de desilusión: la Hermandad de la Yedra también decidía quedarse en casa. Minutos más tarde, en San Francisco, la misma tónica: Las Cinco Llagas no se arriesgaba a salir en una noche que apuntaba a inestable.
Entre tanta decepción, una luz al final del túnel. En San Juan de Letrán, la Hermandad del Nazareno firmaba aquello que Jerez esperaba. «Jesús sale a la calle«, aseguraban orgullosos sus hermanos, que ponían la Cruz de Guía media hora antes del horario previsto sobre los adoquines de la Alameda de Cristina para acudir a su cita anual con el pueblo de Jerez. La junta que preside Froilán Solís decidió, no obstante, recortar camino a la vuelta, tomando por plaza del Arroyo, José Luis Díez, plaza Plateros y Tornería. Jesús, «Juanillo» y la Virgen del Traspaso salían a la calle en la noche a la que el titular cristífero da su popular nombre.
La Buena Muerte fue la última cofradía en anunciar la suspensión de su salida procesional. En el interior de Santiago se efectuó el rezo del viacrucis, piadoso acto en el que participaron todos sus hermanos con el recogimiento que caracteriza a esta corporación de la «Madrugá».
En la Catedral, los cofrades de San Juan de Letrán no perdieron el tiempo y, al llegar el paso de Jesús Nazareno, la junta de gobierno decidió apresurarse de vuelta a su sede canónica. En la recogida, en torno a las 6.30h, comenzaba a llover sobre Jerez, cumpliéndose las previsiones. La cofradía estaba a pocos metros de la Capilla de San Juan de Letrán, por lo que apenas se mojó.
