El frontón

Las pamplinas de @JosAntonioNez

El paso del tiempo no es más que mirar debajo de la almohada y ver como el Ratoncito Pérez, el mismo que paseaba por tu cuarto cuando tenías seis años, le deja a tu sangre un regalito con forma de moneda de chocolate.

La historia se vuelve a repetir con los mismos personajes: ratoncito inquieto, incisivo que se mueve más que un misterio de barrio en la Campana y una almohada rellena de la misma ilusión que la noche de Reyes.

A mi Marta se le mueve ese frontón donde juega la niñez que es su paleta, la misma que cuando le salió le pintaba una sonrisa que pespunteaba la alegría de las que la miraban.

Otro muro de Berlín que se empieza a caer, otro muro de Berlín que separa una etapa de otra. Otro muro de Berlín que te recuerda que el “hoy” no es más que un “ayer” que vuelve a situarse en primera línea de batalla.

Sonrisas, sonrisas con los mismos dientes que la vergüenza que tienen sus dueños. Sonrisas, sonrisas con los mismos huecos que la luz que desprenden.

“Eses” imposibles de pronunciar, todo con “zeta”. Póngame una ración de palabras imposibles de terminar, póngame escapes de viento a granel por ese hueco que no es más que la puerta de chiqueros de la infancia.

La vida es tan bonita que nos vuelve siempre a poner en el mismo punto de partida…la vida no es más que colorear las fotos en blanco y negro que tenías con tus padres con tonos color inocencia que tendrás con tus hijos.

¡VIVAN LAS NIÑAS MELLADAS CARAMBA!

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