No recuerdo, en lo que a la elección del pregonero en Jerez se refiere, tantas filtraciones de posibles candidatos para ocupar el atril del Teatro Villamarta el Domingo de Pasión.
Tampoco recuerdo la desmesurada intencionalidad existente en airear los hipotéticos motivos que, presuntamente, argumentan desde el Obispado de Asidonia-Jerez para no autorizar el nombramiento de alguno de los candidatos presentados por el Consejo local de Hermandades y Cofradías.
Menos aún recuerdo el daño que, públicamente, se está realizando a las personas que se han incluido en las dos supuestas ternas facilitadas a monseñor Rico Pavés.
Si se permite que la elección del pregonero de la Semana Santa de Jerez se convierta en un «juicio público» de las condiciones personales, familiares, laborales, físicas y sexuales de los candidatos presentados por el Consejo local de Hermandades y Cofradías, lo mejor que puede hacer la Iglesia Diocesana es recomendar la suspensión de este acto. Muerto el perro, se acabó la rabia.







