Es un pensamiento en voz alta, una reacción natural de un costalero con traje negro, una filosofía de trabajo. Unos valores adquiridos durante mis años debajo de los pasos. Sin más.
Seguramente, el estar convencidos durante mucho tiempo terminó por convertirse en realidad. La realidad ya es visible, seis cofradías en poco tiempo. Estoy seguro que dentro de unos años nuestro final será ver los pasos desde la acera. Por eso mismo, valoro aún más este movimiento de costaleros en las cofradías en las que estamos.
Sin trampa ni cartón, las iglesias se llenaron en este último mes de hombres dispuestos a ceñirse una ropa y una faja, con el único fin de trabajar las cofradías. Llenando de personalidad propia cada una de las cuadrillas. Llevando por bandera tener la misma filosofía de trabajo en todas. Las cofradías no llegan por tener una cantidad de costaleros. Las cofradías llegan cuando las personas que las gobiernan ven que el trabajo, el compromiso y la responsabilidad caminan de la mano.
Por eso mismo, os agradezco a cada uno de vosotros la confianza depositada en nosotros. Trabajaremos directamente para vuestro beneficio. Para el reconocimiento del costalero en su máxima expresión. Y con el fin personal de algo que intento desde el primer día que acepte esta responsabilidad: ser “capataz de costaleros”.
Permitidme, que os pida, en este año lleno de CAMINO, VERDAD Y VIDA, seguir andando «na ma«, ofreciendo a Dios y a su Bendita Madre, lo mejor que sabemos hacer.
Gracias a cada uno de vosotros.
¡IRSE HACIENDO LA ROPA!
Un fuerte abrazo.
