Los amigos son como los camiones de mudanzas; vayas donde vayas te siguen con todos vuestros recuerdos a cuestas, recuerdos cosidos al pecho como las condecoraciones de guerra de un Coronel.
La vida da tantas vueltas que hace que un grupo de amigos se hayan repartido por la geografía española como hacen los premios de la lotería de Navidad.
Ahora no te los cruzas por la calle, ahora no coincides en la barra de un bar para compartir pamplinas entre vaso y vaso, ahora no les miras a los ojos cuando quieres si no cuando puedes.
La amistad es eso que hace que estés junto a tus amigos aunque los kilómetros intenten decir lo contrario.
El privilegio es tener amigos, estén donde estén. La suerte es saber que con una simple conversación de teléfono un amigo es capaz de saber cómo te encuentras y si necesitas alguna frase de ánimo o una guantá para que te espabiles.
Sentirse arropado; eso es la amistad verdadera.
Los amigos son esas personas que inventaron la penúltima después de las cuatro últimas penúltimas. Los amigos son esas personas que abren de par en par las ventanas para que se airee tu conciencia cuando hace falta.
Muerte en vida es no tener a nadie al que llamar amigo, muerte en vida es estar rodeado de personas sin poder llegar a ser tú mismo.
Los amigos son la familia buscada y encontrada, los amigos son montañas de momentos buenos que se subrayan con el paso de los años, momentos que se quedan para siempre en ese lado de la mente que tiene serrín en el suelo y ventanas abiertas en las paredes.
¡VIVAN LOS AMIGOS CARAMBA!
