La Semana Santa del COVID-19 entra en su recta final. Y muchos, aunque no lo quieran manifestar, desean en conciencia que acabe cuanto antes. Esta noche -para muchos cofrades se prevé larga- habrá que rememorar la salida del Santo Crucifijo de la Salud, una de las más ascéticas de nuestra Semana Santa. La oscuridad y el silencio de la Plaza León XIII estarán presentes, de forma obligada, en esta Madrugada del Viernes Santo por todos los rincones de nuestra ciudad.
Tampoco se abrirán las puertas de San Juan de Letrán, sede canónica de la hermandad que da nombre en Jerez a la noche más mágica del año, Jesús Nazareno. Ni podremos disfrutar de la Hermandad de las Cinco Llagas cuando se hace Silencio Blanco por las calles del centro de Jerez. Echaremos de menos las saetas al Santísimo Cristo de la Buena Muerte en la mañana del Viernes Santo, como también añoraremos el regreso de la Esperanza de la Yedra por la calle Sol, con la luz del día.
Solo nos queda la oración y la esperanza…