La Semana Santa de los pregoneros

¿Cómo han vivido la Semana Santa los pregoneros? Entrevistamos a tres de ellos
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El Domingo de Pasión es el pistoletazo de salida a las emociones de una nueva Semana Santa. Cada año, un pregonero se encarga de revivir esas inquietudes, esos nervios descontrolados que enmudecen y emocionan a partes iguales al Teatro Villamarta y a quienes lo viven desde sus casas. Por eso, hoy entrevistamos a tres de ellos, para que nos cuenten cómo han vivido la Semana Santa de 2020 que hoy acaba.


Pregunta: Antes que nada, ¿cómo vive esta Semana Santa tan atípica?

Respuesta (Ángel L. Rodríguez Aguilocho): Como la mayoría, metidos en casa, abusando de la tele, de la charla con los amigos a través del móvil. En la añoranza. Por problemas de salud este año tenía una Semana Santa un poco rara porque no podía salir de costalero, y no pensaba que fuera a ser tan rara como ha resultado ser. Los días se están haciendo demasiado largos. Yo particularmente estoy deseando que pase todo esto para poner el contador a cero y esperar a la Semana Santa del año que viene.

(José Vegazo Mures): Como la mayoría de nosotros, confinado en casa, saliendo solo para trabajar y tratando de aislarme un poco de todo. Con mucha nostalgia por todo lo que nos hemos perdido. Por la magnífica oportunidad que hemos tenido de ver a nuestras cofradías en la calle, pero viviendo con intensidad la estación de penitencia virtual que ha realizado mi Hermandad, el Santo Crucifijo, la Soledad… Tantas cofradías que se han propuesto que vivamos de una manera cercana la Semana Santa pese a tenerla tan lejana. Sin duda está siendo la Semana Santa más rara y atípica que podamos recordar. Esperemos que dentro de un año esto sea solo un triste recuerdo y que no se repita nunca más. No tanto por la Semana Santa y sacar pasos a la calle, que es secundario, sino por la situación de la pandemia que vivimos y la que ha originado esta paralización de las actividades de todos los países y por la salud de todos.

(Andrés Cañadas Salguero): De una manera muy particular, en la distancia, en el confinamiento, consumiendo mucha información a través de los diferentes medios, y en mi caso particular, trabajando, puesto que he tenido a mi cargo un programa de radio todas las noches durante esta Semana Santa. Un programa de tres horas de duración que se ha tenido que realizar a través del teléfono, de conexiones por videollamada… Solventando esta dificultad de tener que estar en casa y trabajando de esta forma. Todo eso y con una carga de emotividad y de nostalgia porque soy cofrade desde hace ya 50 años y ojalá el Señor me permita estar por lo menos otros 50, pero en la calle. No aquí viendo como pasan los días y uno no tiene la posibilidad de estar con su gente y con sus cofradías en la calle.

P. Debido a las medidas ante el COVID-19 se han visto afectados multitud de actos, tales como el Pregón de la Semana Santa. ¿Qué mensaje trasladarías desde aquí a Pablo Baena, pregonero de 2020?

R. (A.L.R.A.): A Pablo ya le mandé un “mensajito” particularmente cuando fue oficial la suspensión del Pregón de la Semana Santa. Me puse un poco en su pellejo, yo que soy el que tengo más reciente la vivencia de haber sido el pregonero de la Semana Santa. Sinceramente, lo que más me venía a la mente es el montón de horas de trabajo, que eso mucha gente no lo sabe, solo el que ha pasado por el atril del Villamarta se puede hacer una idea de las horas, desvelos, noches y apuntes que tiene el dar el Pregón de la Semana Santa. Me imagino su sensación de haber “tirado un montón de tiempo” para que luego no tenga fruto. Le puse un mensaje porque me dio muchísima pena. El mensaje lo tengo claro, es un mensaje de esperanza porque su pregón va a ser el pregón más esperado de la Historia de la Semana Santa. Seguro. Va a ser el más esperado, y entiendo que lo tendrá más que escrito y más que repasado, pero va a tener todo un año para retocarlo, perfilarlo, volver a escribir cosas nuevas, porque estoy seguro de que va a escribirlas, y más con todo lo que estamos viviendo esta Cuaresma. Y le puedo asegurar, creo que es un convencimiento generalizado, que él será el pregonero el año que viene y me reitero, va a ser el pregón más esperado de la Historia de la Semana Santa.

(J.V.M): Desde aquí le mando un gran abrazo a Pablo. Fui uno de los primeros en llamarlo, también lo puse en RRSS cuando se comunicó que no podría dar el Pregón de la Semana Santa. Lo puse solicitando en ese preciso instante que alguien le nombrara pregonero de la Semana Santa 2021. Comprendo la situación del Consejo, que está en un proceso electoral que todavía no se sabe si se llevará a cabo o no, hace que eso no sea posible. Pero estoy convencido que ya sea este u otro Consejo harán como el resto de Consejos locales de Andalucía y lo nombren pregonero. Sé que ha pasado un mal trago tremendo. Sé de la ilusión que tenía, pero creo que él ha notado el cariño de la ciudad y va a tener la suerte de disfrutarlo durante bastante más tiempo que el resto de los que hemos tenido la suerte de estar en el Villamarta. No hay mal que por bien no venga. No se podrá quejar de que no ha tenido tiempo para escribirlo.

(A.C.S.): Lo que tenía que decirle ya se lo he dicho. Entiendo que el Consejo no se quiere precipitar porque tiene una manera de hacer las cosas, que me parece bien, y entiendo que, en buena medida, Pablo será el pregonero del 2021. Ojalá haya Semana Santa en 2021, ojalá esto sea un sueño que dure semanas o meses, pero que nos permita que en enero empecemos a recuperar la normalidad, y que ojalá que Pablo sea el pregonero del año que viene en el Villamarta. Desde aquí le deseo desde ya toda la ilusión y suerte del mundo en un acontecimiento histórico, que va a ser el único pregonero que tenga vigencia de dos años. Así que, desde aquí, enhorabuena al “bipregonero” de la Semana Santa.

P. Ante la noticia de los también cancelados desfiles procesionales, se plantea la posibilidad de realizar una Magna o salida procesional en acción de gracias.

R. (A.L.R.A.) Con el tema de las procesiones extraordinarias soy un poco raro en mi pensamiento. Eso no significa que a mí no me gusten las procesiones extraordinarias, porque lo típico es cuando alguien dice que se abusa, yo soy de esos que creo que se abusa algunas veces de estas procesiones, es que alguien te diga “que no te vea yo en la calle viendo una procesión extraordinaria”. Si sale una procesión extraordinaria yo soy el primero que voy a ir porque me encantan las procesiones. Pero creo que no es el momento de hablar siquiera de eso cuando la tragedia humana es ahora mismo lo realmente importante de todo esto. Creo que los cofrades deberíamos de estar dando una prueba de madurez y dejar este tipo de pensamientos y de tertulias aparcadas. Lo que tenga que venir vendrá y bienvenido será, pero creo también, y por ejemplo en mi cofradía cuando celebró su aniversario fui el primero que dije que la Hermandad podría reinventarse y hacer algo más original que sacar los pasos a la calle. Lo sigo manteniendo. Creo que no es una necesidad que las hermandades hagan algo extraordinario. Si hay que hacerlo pues se hará y como digo, se hará con todo el boato y celebración posible. Pero creo que las hermandades tienen que demostrar que no solo son pasos en la calle, sino que hay otra vivencia y que este año “nos da igual el no salir”. Parece que tenemos esa necesidad de estar en la calle. Las hermandades tienen su momento, que es la Semana Santa, y algunas veces creo que estamos convirtiendo lo extraordinario en ordinario. Ese pellizco que te entraba cuando veías el primer palio en la calle el Domingo de Ramos lo pierdes porque has visto tres o cuatro más a lo largo del año, que eso antes era algo realmente impensable. Lo que tenga que venir vendrá, pero es algo que no debería obsesionarnos.

(J.V.M.): No soy voz autorizada para hablar sobre la posibilidad de que haya una Magna o acción de gracias o no. Las cosas hay que tratarlas en su momento. Por mucho que hagamos algo distinto después, las Semana Santa pasó. Tampoco hay que darle más vueltas. Nos ha servido para darnos cuenta del tesoro que teníamos y para esperarla con más ganas para el año siguiente. Soy partidario de que las cosas excepcionales se hagan cuando hay algo excepcional. Si es para hacer una acción de gracias, habría que estudiarlo muy bien y tendría que estar muy bien argumentado. Pero en la Iglesia Diocesana hay mentes mucho más capacitadas que la mía que son las que tendrán que decidir si eso pasa o no. Si pasa, evidentemente la disfrutaremos, y si no, a esperar que llegue la Semana Santa del año que viene que está mucho más cerca de lo que creemos.

(A.C.S.): Creo que no debemos de pensar en procesiones extraordinarias a consecuencia de esto por una sencilla razón. Cuando se “levanten las mantas” y veamos la realidad social que la crisis económica derivada del coronavirus pueda llegar a plantear en nuestra ciudad, las cofradías deberán, con sosiego, plantearse si deben gastar dinero en este tipo de eventos. ¿Por qué digo esto? Porque cada Hermandad tiene una manera de ejercer la caridad. Hay quien trabaja íntimamente ligado a Cáritas, hay quien tiene bolsas de caridad muy potentes, pienso ahora en la cocina autogestionada de la Hermandad de la Yedra. Y que a lo mejor las cofradías ante esta tesitura planteen que lo mejor sería utilizar sus recursos económicos, que ya van a estar suficientemente mermados por esta Semana Santa que no se ha celebrado, y lo que se decide es no gastar en procesiones, bandas de música, flores o cera y dedicarlo a una labor existencial que creo que desgraciadamente a partir de ahora va a ser muy importante.

P. Ya que nos ha tocado vivir una singular Semana Santa lejos de las imágenes, ¿son necesarias las cofradías en la calle para vivir una Semana Santa plena?

R. (A.L.R.A.) La respuesta es rotundamente, sí. Sé que es una respuesta impopular y que la gente dice que la Semana Santa se celebra aunque no haya pasos en la calle porque están los Oficios, están los cultos, la Misa de Palmas… Eso está muy bien, y es una respuesta que a la galería queda bastante bonita, pero para nosotros, para los que nos gusta esto, esto no es una Semana Santa, es una celebración que se está celebrando en las iglesias pero de una manera cerrada y que está teniendo que ser seguida a través de internet, y desde luego nosotros celebramos las Semana Santa sacando los pasos a la calle. Todo lo que no sea eso, para nosotros es una Semana Santa incompleta. Que tiene sus celebraciones litúrgicas, me parece extraordinario, pero esa no es la Semana Santa que nosotros vivimos, esa no es la que nos eriza el vello. Lo que nos gusta es tener las túnicas colgadas, escuchar tambores a lo lejos, oler incienso y escuchar marchas. Creo que el que no diga eso, con todo el perdón, es una manera de responder para quedar bien más que otra cosa. A nosotros lo que nos gusta es esto, y creo que no deberíamos de avergonzarnos de decir que nuestra Semana Santa la celebramos de una manera especial. No tenemos que renunciar y sobre todo avergonzarnos de decir que es plena cuando están los pasos en la calle. Este año no los hay por las circunstancias y nuestra Semana Santa es una Semana Santa coja, totalmente falta de muchas cosas. El que diga lo contrario no estás siendo sincero consigo mismo.

(J.V.M.): Sin duda. Las procesiones son fundamentales para entender la Semana Santa. La religiosidad popular, la piedad popular es lo que tiene. Somos cofrades, es un carisma que va con nosotros, y entendemos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo con cofradías en la calle. No es que sea imprescindible que salgan, si no salen tenemos evidentemente los Sacramentos, que es lo realmente importante. Pero nosotros somos “carne de cofradías”, estamos llamados a serlo. Entendemos la religiosidad popular como una expresión de Fe en la calle y así tiene que seguir siendo. No entiendo esta “piedad mística”. Claro que es importante. Nosotros llegamos mucho más fácil a Dios a través de las imágenes y yo lo tengo clarísimo, no quiero renunciar a eso y no voy a renunciarlo.

(A.C.S.): La Semana Santa es un todo. La Semana Santa son los cofrades, son las cofradías y es la ciudad. Si falta alguna de las patas, esto cojea y no funciona. No entenderíamos la Semana Santa sin la cuidad volcada con las cofradías, no entenderíamos una Semana Santa sin cofrades y por supuesto, no hay Semana Santa sin cofradías. Las cofradías son el espíritu, el motor. Venimos de un tiempo oscuro, en octubre cambiamos la hora, nos quitan una de luz. Cuando llega la primavera, el tiempo de las cofradías suele coincidir con el cambio nuevo de hora, o es el Domingo del Pregón, o es el Domingo de Ramos, o es el Domingo de Resurrección. Es decir, es una vuelta a la luz de la primavera de esta tierra, que es la estación en la que Andalucía explota, el azahar revienta, las calles son más luminosas, la gente tiene alegría después de haber estado en casa con el invierno vuelve a salir a la calle. Esa explosión es la Semana Santa. Todo está sostenido por todo, por la ciudad, por la gente, las cofradías, y por supuesto por nuestras devociones. Si algo falta, se está demostrando este año, la Semana Santa no existe. Ojalá que el año que viene todos los elementos tengan su sitio, cada uno ocupando el suyo y volvamos a vivir con plenitud la fiesta más grande que tiene esta ciudad.

P. Y para finalizar, como pregonero, ¿cómo anunciaría esta Semana Santa a los jerezanos?

R. (A.L.R.A.) Anunciar esta Semana Santa para un pregonero es súper complicado, porque nosotros estamos acostumbrados a hablar de lo que ya conocemos y de lo que ya hemos vivido y de lo que tenemos como experiencia acumulada durante años. Esto es una Semana Santa completamente atípica. Lo que estoy deseando es escuchar a Pablo el año que viene cuando nos vuelva a anunciar la Semana Santa que conocemos y que queremos. Esta Semana Santa creo que todo el mundo quería que pasara lo más rápida posible porque se nos han acumulado días de mucha tristeza, cuando llega el día de salida de tu cofradía, el día que salías con tus amigos de nazareno… Así que, como pregonero, anunciar esto es realmente anunciar una Semana Santa de llena de tristeza, que creo que no le gustaría a nadie. Ya lo dije antes, estoy deseando escuchar a Pablo decir que de nuevo van a salir las cofradías a la calle, con sus capirotes, incienso, banda y flores.

(J.V.M): No lo sé. A mí me tocó anunciar la de 2016 y con eso tuve bastante. Hablé con Pablo y le dije que de alguna manera su palabra como pregonero era también importante, y me dijo una frase que se me quedó grabada: “No puedo anunciar algo que no va a suceder”. En eso llevaba razón Pablo. La Semana Santa como nosotros vivimos como cofrades no iba a suceder. Se ha vivido una Semana Santa espiritual, plena por supuesto, pero sin lo que nosotros estamos llamados a anunciar en el Teatro Villamarta. Tengamos en cuenta eso, un Pregón es un pregón, no es una homilía. Anunciamos aquello que vamos a ver, sentir, oler, palpar… Eso es lo que tendríamos que anunciar. Esta Semana Santa haría lo mismo que Pablo, renunciar y leer ese magnífico texto que escribió del desierto que nos ha tocado vivir. Estoy seguro de que Pablo va a anunciar la Semana Santa de 2021 de forma gloriosa. Estoy deseando escucharlo, porque no hay mejor pregonero que el nombrado por el Consejo, y en este caso es Pablo. Le deseo la mejor de la mejor de las suertes. Sé que lo va a bordar.

(A.C.S.): Si te refieres a esta Semana Santa que acabamos de dejar atrás, yo creo que hay que meditarla, pensarla, porque alguna lectura positiva tendrá obviamente. De unión, de compromiso, de solidaridad, de trabajo, de esfuerzo común, de olvidar problemas que son absurdos y centrarnos en los realmente importantes. Pero creo que esta Semana Santa lo que tenemos que hacer es olvidarla. Saber que la vivimos, guardarla en un cajón, y a partir de que podamos salir a la calle, hacer como que no ha existido, olvidarla y esperar con alegría la Cuaresma y la Semana Santa próxima. Y aquello así, anunciarlo con plenitud, porque es lo que se merecen los cofrades, las cofradías y esta ciudad.

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