El corazón también tiene sus ‘razones’

San Rafael, El Amor y el Señor de las Penas se refugian en la Catedral, y la Virgen del Desconsuelo lo tuvo que hacer antes en Santo Domingo
Las hermandades de San Rafael, El Amor y el misterio de los Judíos, en la Catedral / Alejandro Melero

El matemático, filósofo y teólogo francés Blaise Pascal advirtió de que “el corazón tiene razones que la propia razón ignora”.

Se hace necesario reflexionar acerca de esa idea para entender que seis de las siete cofradías del Martes Santo se echaran a la calle a pesar de que si bien es cierto que pasadas las cuatro de la tarde se abrieron claros que invitaban a hacerlo, no lo es menos que las predicciones meteorológicas seguían anunciando lluvia a partir de las diez y media de la noche. Y al igual que ocurrió el lunes, esta vez los partes se mostraron infalibles.

La Defensión fue la única hermandad que antepuso la razón al corazón y decidió suspender su estación de penitencia sin esperar siquiera una hora de cortesía que ayer no servía para nada dado que la lluvia no iba a aparecer en el momento de la salida, sino ya en el segundo tramo de su itinerario.

Las motivaciones que el resto de cofradías encontraron para seguir adelante hay que enmarcarlas en la frase del filósofo francés. Y es que a veces el corazón tiene razones…

Tres años naturales transcurridos desde las últimas presencias en la calle; hermandades que se estrenaban en la tarde del Martes Santo y que se presentaban además por primera vez en la Carrera Oficial; personas mayores que han soñado durante mucho tiempo con volver a emocionarse junto a sus titulares y que no saben ya si tendrán tiempo para hacerlo; pequeños que crecen huérfanos de vivencias nazarenas…

El corazón también tiene sus razones y esas otras razones fueron las que pusieron sobre la mesa seis de las siete cofradías del Martes Santo para desafiar a los partes meteorológicos en una lucha desigual que estaban condenadas a perder.

Así salió el Señor de las Penas de San Mateo / 7TV Jerez

Pero hay que empezar por el principio. De entrada, la jornada planteó una gran incertidumbre meteorológica precisamente a la hora a la que debían iniciar sus respectivos itinerarios las cofradías que se estrenaban en el Martes Santo.

Tanto es así que en el momento en el que la cruz de guía de la Hermandad de Bondad y Misericordia hubiera estado descendiendo por la rampa del Santuario de María Auxiliadora se dejaba sentir un importante chaparrón en la avenida de San Juan Bosco.

No hizo falta preguntar qué determinación iba a adoptar la cofradía porque era obvio que en esas condiciones no se podía salir a la calle.

La junta de gobierno de la cofradía con sede en la parroquia de San Juan de Dios decidió esperar hasta las cuatro y cuarto de la tarde en la confianza de que se aclarase el panorama.

De hecho, todos los partes meteorológicos advertían de que a partir de esa hora era bastante probable que empezaran a abrirse grandes claros en el cielo de la ciudad.

También la Hermandad de la Salvación decidió esperar y hacer uso de la hora de cortesía que ofrece el Consejo.

A las tres y media de la tarde debía iniciar su prolongado itinerario la Hermandad de la Clemencia, que igualmente decidió esperar para comprobar la evolución de la meteorología.

Para entonces, la Unión de Hermandades ya había comunicado que se retrasaba en una hora el paso de las diferentes cofradías por la Carrera Oficial, con independencia de la demora que pudiera acumular cada una de ellas en la toma de las decisiones definitivas.

Apenas unos minutos antes de las cuatro de la tarde se supo que la Hermandad de Bondad y Misericordia se echaba a la calle, aunque acortando su itinerario de ida hacia el centro de la ciudad.

Así, el cortejo nazareno prescindió del recorrido por Juan XXIII y El Calvario para bajar directamente por la avenida del Amontillado y la calle Lealas camino de la iglesia de la Victoria, a cuya puerta le recibió Nuestra Madre y Señora de la Soledad.

Después todavía tendría tiempo de entrar en la capilla de San Juan de Letrán, que es el templo en el que realizaba su estación de penitencia en la noche del Jueves de Pasión.

La Hermandad  de la Salvación inició su recorrido casi en paralelo a Bondad y Misericordia.

El entorno de la parroquia del Perpetuo Socorro, prácticamente vacío apenas unos minutos antes de anunciarse la decisión de poner camino al centro, empezó a poblarse de gente deseosa de asistir al estreno de esta cofradía en la tarde del Martes Santo.

Justo antes de la salida, la cuadrilla de costaleros que comanda Jaime Racero improvisó una fiesta flamenca en el patio de la parroquia, lo que evidentemente no era sino la explosión de alegría propia de un momento en el que la lluvia dejaba paso a los primeros rayos de sol de la tarde.

También se confirmaba la salida a la calle de la Hermandad de la Clemencia, cuyos nazarenos estrenaron un escapulario de terciopelo burdeos que sin duda realza la prestancia del hábito.

La decisión de los cofrades de San Benito era quizá la más compleja de la jornada, dada la distancia que separa a su templo del centro y la ausencia de lugares en los que refugiarse de una eventual precipitación.

La Hermandad de la Salud fue la siguiente en echarse a la calle. Al igual que en el caso ya comentado de Bondad y Misericordia, la junta de gobierno adoptó la decisión de acortar el itinerario que debía llevar a su cortejo hasta el centro de la ciudad.

Así, en lugar de girar hacia la izquierda en busca de la ermita de San Telmo una vez superada la cuesta de la Hoyanca, la cruz de guía puso rumbo a la plaza del Carbón para dirigirse desde allí a la calle Armas, la plaza del Arenal y el entorno de Plateros y Tornería.  

Las cuatro cofradías de más reciente incorporación a la jornada del Martes Santo ya estaban en la calle, pero faltaba por saber qué decisiones iban a adoptar las juntas de gobierno de las otras tres corporaciones nazarenas.

La Hermandad de la Defensión era la que debía iniciar su salida a una hora más tardía, pero al mismo tiempo fue la primera en mover ficha, dando por suspendida la estación de penitencia en vista de que las predicciones meteorológicas para la noche eran bastante adversas.  

Cabía pensar que la decisión que se había adoptado en Capuchinos podía de algún modo pesar en el ánimo de las juntas de gobierno de Amor y Desconsuelo, que eran las dos únicas hermandades que hasta entonces no se habían pronunciado. No fue así.

La corporación nazarena del barrio de San Mateo se echó a la calle y poco después hizo lo propio la de la cercana collación de San Juan.

La presencia en la calle del Señor de las Penas fue recibida con júbilo por el numeroso público congregado en los alrededores del histórico templo jerezano, que debe precisamente al empeño de la cofradía su buen estado de conservación.

Tras el primero de los pasos de esta populosa hermandad pudo estrenarse por fin la Agrupación Musical de la Estrella de Dos Hermanas, que el Lunes Santo se quedó sin ofrecer sus sones tras el Señor de la Sagrada Cena.

Volvieron a sonar las saetas en San Mateo, en un regreso a la normalidad más emotivo aún si cabe teniendo en cuenta que apenas unas horas antes de la salida de la cruz de guía poca gente daba un duro por la apertura de las puertas del templo.

Detrás del Señor de las Penas, el paso de palio de María Santísima del Desconsuelo, cuyo techo está siendo restaurado en los talleres de Charo Bernardino.  

La Hermandad del Amor fue la última en sumarse a este Martes Santo de incertidumbre meteorológica.

Las previsiones parecían mejorar algo para la noche, aunque seguía existiendo riesgo de precipitaciones.

Sea como fuere, el caso es que la junta de gobierno también asumió el riesgo y decidió plantar su cruz de guía en la calle.

Todo transcurría con normalidad -incluso con brillantez- hasta que se cumplió el pronóstico ya conocido por todos.

Empezó a lloviznar en el centro justo cuando el paso de misterio de la Hermandad del Desconsuelo se encontraba a la altura del Gallo Azul.

El Señor de las Penas continuó camino de la Catedral, mientras que el palio se quedó en Santo Domingo.

Bondad y Misericordia buscó refugio en la Victoria, La Salvación hizo lo propio en San Juan de Letrán, La Clemencia en San Marcos -primero- y en San José -después- y El Amor en la propia Catedral, al igual que San Rafael.

Al cierre de esta edición, Bondad y Misericordia ya estaban de recogida en sus respectivos templos, mientras que El Amor y El Desconsuelo aguardaban a que cesase la llovizna para hacer lo propio acortando itinerarios.

En el segundo caso, el Señor de las Penas y la Virgen del Desconsuelo seguirían caminos diferentes al encontrarse en la Catedral y Santo Domingo, respectivamente.

La Hermandad de la Clemencia, por su parte, anunciaba su regreso a la parroquia de San Benito para este próximo domingo.

Las predicciones meteorológicas son ya claramente favorables para lo que resta de semana, descartándose ya la lluvia e incluso con incremento de las temperaturas.

A partir del Miércoles Santo, parece que razón y corazón irán ya de la mano. 

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