Una docena de hermandades filiales de la provincia de Cádiz inician a partir de este lunes el camino del Rocío, en una edición especial porque llega tras un par de años de suspensiones motivadas por la crisis sanitaria. Además, justo antes del inicio de la romería la Blanca Paloma se ha despedido de la parroquia de la Asunción de Almonte, lugar en el que ha permanecido desde el mes de agosto de 2019. Las filiales gaditanas esperan con redoblada ilusión su regreso a las arenas. La Línea, Chiclana y San Fernando serán las primeras en iniciar el camino. Lo harán en la tarde de este lunes, para pernoctar en Sanlúcar y embarcar en Bajo de Guía en la jornada del martes. Ese día comenzará la romería para los rocieros de Chipiona, Arcos, Cádiz, Rota y Puerto Real. Ya el miércoles llegará el turno de Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María y Jerez, que será la última hermandad en adentrarse en Doñana.
El hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Jerez, Joaquín Vallejo, no oculta que estos días previos son “de muchísima ilusión” pero también “de nervios”, porque “un camino tiene siempre muchas puntadas y nunca dejan de surgir cosas nuevas”. Su caso es especial, porque aunque es hermano mayor desde 2019, afronta su primera romería en el cargo. Tiene claro que los miembros de la junta de gobierno tienen que ser “los primeros servidores” de la hermandad y por eso se pone “a disposición de los hermanos para todo lo que haga falta”.
No ve el momento de que la comitiva inicie el camino desde la iglesia de Santo Domingo y suba por la calle Porvera en busca de la carretera que la lleve hasta la desembocadura del Guadalquivir. Los dos años de suspensiones no han hecho mella en el ánimo de los romeros jerezanos. Al contrario, los números “han aumentado algo” con respecto a la edición de 2019. La comitiva de la Hermandad de Jerez estará integrada por “entre 2.200 y 2.300 personas”. Llevará15 carretas, 45 carriolas, 180 todoterrenos y “alrededor de 300 caballos”.
Buena parte de esa familia lleva semanas preparando todo el operativo y cuidando con esmero la estética de las carretas. “Eso lleva un año de trabajo, lo que ocurre es que en nuestro caso ya el año pasado se adelantó esa labor porque las carretas estuvieron en la misa de Pentecostés que se celebró en la plaza de toros, así que estaban apenas a falta de unos retoques. Con las carriolas se empieza un mes antes de la romería como mínimo, porque también son muchos flecos, desde comprar la gasolina para el generador hasta aviar los costos o alquilar los tractores”, explica. Lo que espera Vallejo es “que la caravana forme en Cristina” y el banderín de camino ponga rumbo a Sanlúcar tres años después de haberlo hecho por última vez.