La Hermandad de la Redención ha abierto a las seis menos cuarto de la tarde una jornada de Jueves Santo que se funde con la Madrugada del Viernes. Lo ha hecho justo después de la celebración de los oficios, en el inicio del triduo sacro que culminará con la vigilia pascual.
La cofradía parece ya claramente asentada en esta jornada, tal y como lo demuestra un cortejo de nazarenos siempre en línea ascendente y un patrimonio cada vez más completo y cuidado.
Su único paso estrenaba en esta ocasión el dorado del trono de Anás, así como la cartela delantera. Manuel Monje está al frente de la cuadrilla de costaleros, mientras que la Banda de Cornetas y Tambores de la Caridad es la encargada de poner música al caminar tan particular de este paso de misterio.
La presencia de la Banda de Cornetas y Tambores de la Humildad de Huelva ha sido sin duda alguna la gran novedad de la Hermandad de la Vera Cruz, que ha recuperado para su paso de misterio un acompañamiento musical que le fue propio hace ya medio siglo.
La cofradía marianista da de este modo un giro a la estética que ha caracterizado al paso del Cristo de la Esperanza, al que casi siempre habíamos visto precedido de un trío de capilla.
La Santa Cruz que abre el cortejo inició su recorrido por la renovada plaza de Melgarejo al filo de las seis de la tarde, adentrándose poco después en la estrechez de Chancillería.
Francisco Javier Rodríguez y Eduardo Biedma son los capataces de ambos pasos. Todo lo que rodea al segundo, el de la Virgen de las Lágrimas, es un derroche de exquisitez y buen gusto. Detrás se estrenó la Banda de Música del Nazareno de Rota, que interpretó un selecto repertorio de piezas de corte clásico.
La Hermandad de la Oración en el Huerto pareció convertir a Santo Domingo en un Getsemaní jerezano cuando poco después de las siete de la tarde inició su recorrido por Cristina y Porvera en busca de la Carrera Oficial.
La novedad más llamativa de la cofradía en la calle vino dada por el estreno tras su paso de misterio de la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz, que sustituyó a la Agrupación Musical de la Sentencia, que había sido la encargada de acompasar el caminar de la cuadrilla de costaleros que comanda Manolo Ballesteros, que por otra parte anunció que no continuará en el cargo tras 42 años tocando este martillo.
El primero de los pasos de la cofradía también presentó como novedad la reestructuración del monte, mientras que el ángel estrenó túnica y mantolín.
El paso de palio es una auténtica joya. Este año se han limpiado y restaurado las caídas y el manto de la Virgen de la Confortación, a quien acompaña la Banda de Música Pedro Álvarez Hidalgo, de Puerto Real. Al frente de la cuadrilla está Juan Antonio García, uno de los depositarios del legado de la saga Gorrión.
La Hermandad de la Lanzada muestra en la calle una acusada personalidad siempre distinguida por la elegancia y el clasicismo. Se advierte en su cortejo nazareno, en su completísimo y brillante altar de insignias y sobre todo en su paso de misterio.
El calvario del Cristo de la Lanzada ha incorporado tres cartelas de plata de ley realizadas por Antonio García Falla, pero sin duda lo más llamativo es el bordado del manto de la Virgen de Gracia y Esperanza, un trabajo realizado por Alberto Florido en base a un diseño de Agustín Pina, que es hermano de la cofradía.
Hace ya bastantes años la hermandad apostó por acompañar su único paso de una banda de música. El paso del tiempo ha evidenciado el indudable acierto de aquella iniciativa, que ahora permite que el Cristo de la Lanzada avance con elegancia al compás de la marcha que le dedicara Rafael Márquez Galindo.
La Banda de Música del Carmen, de Prado del Rey, es la encargada de acompañar ese paso, ejerciendo Jaime Racero como capataz de la cuadrilla de costaleros.
A modo de detalle, hay que apuntar que la Unión de Personas con Enfermedades Raras (Uniper), realizó una ofrenda a la cofradía poco después de su salida a modo de agradecimiento tras haberle habilitado un lugar desde el que contemplar su paso por la plaza Plateros.
La Hermandad de Humildad y Paciencia inició su recorrido a las siete y veinte de la tarde desde la iglesia de la Santísima Trinidad, convirtiéndose en la penúltima en hacer estación de penitencia a la Catedral a pesar de haberse incorporado recientemente al Jueves Santo.
La cofradía persigue su consolidación en esta jornada a pesar de las voces que reclaman su presencia en la tarde del Sábado Santo al tratarse el suyo de un misterio alegórico.
Las labores de talla del único paso ya han finalizado, pero ahora restan los trabajos de dorado y de esa imitación de carey con la que se rematará todo el conjunto, donde vemos a Cristo sedente con actitud meditabunda.
Dentro del templo se quedó Nuestra Señora de la Trinidad, una imagen que fue bendecida este pasado mes de enero y que en un futuro deberá incorporarse al cortejo de la cofradía.
La Hermandad del Mayor Dolor encierra buena parte de la historia de Jerez y sobre todo de un centro histórico que indudablemente no es el que fue en siglos pasados, cuando la trama urbana de la ciudad apenas se extendía más allá del viejo reciento amurallado.
La cofradía parte del corazón de la Carrera Oficial en busca de la Carrera Oficial, lo que no deja de ser una paradoja.
Desde Salamanca llega la Agrupación Musical de la Expiración, que es la encargada de acompañar al paso del Señor del Ecce Homo. Menos kilómetros debe recorrer la Banda de Palomares, de Trebujena, para dejar sus sones a la Virgen del Mayor Dolor, en cuyo puñal parece reflejarse la propia historia de la ciudad.
También se refleja esa historia en las partituras que suenan tras esa filigrana de manto. ‘Esperanza de la Yedra’ o ‘Coronación de Espinas’ fueron algunas de las marchas que sonaron en el primer tramo de la Carrera Oficial.
Manuel Jesús Tristán y José María García –otro depositario del legado de la saga Gorrión- son los encargados de dirigir a las cuadrillas de costaleros.
