El caos es propiedad de los valientes

Cinco hermandades se refugiaron por la lluvia y dos no salieron en un Martes Santo que recordó al de 2022 y que se salda con la dimisión de un hermano mayor

El Martes Santo amenazaba con ser impredecible y lo cumplió. Con creces. Cinco cofradías se fueron a la calle, con un cielo azul despejado que difícilmente podía ser el motivo para quedarse en sus templos. Bondad y Misericordia, Salud de San Rafael y Clemencia pusieron sus cortejos en sus barrios de manera puntual, con la incertidumbre (y así lo expresaban) de saber que horas más tarde el escenario podría empeorar. Y tanto fue así que un hermano mayor terminó dimitiendo: Damián López-Cepero presentó su renuncia ayer como máximo dirigente de la Hermandad de la Clemencia.

Comunicado oficial del hermano mayor de La Clemencia

Y es que los peores presagios se cumplieron en la salida de Los Judíos de San Mateo y mientras el resto de cofradías estaba llegando a la carrera oficial. Primero de los cuatro chaparrones que rompieron el día. Comenzaba el caos controlado, que aunque pueda parecer un oxímoron expresa a la perfección las primeras horas de la tarde del Martes Santo. Las dos primeras cofradías entraron con 10 minutos de adelanto en una plaza Aladro con muy poco público.

Los planes de agua estaban claros, pero la única cofradía que hizo el intento de refugiarse desde el primer momento fue la Salud de San Rafael en San Juan de Letrán. Pero el paso no cupo, así que al siguiente templo. El instante coincidió con un claro en el cielo y la cofradía volvió a recomponerse. Las dos primeras iban ya camino de la Catedral. Entre tanto, Defensión y Amor, en un instante en el que no llovía, se armaron de valor y decidieron no salir. No es fácil tomar decisiones de este estilo y los cofrades de Capuchinos y San Juan no titubearon.

Entre tanto, Los Judíos sin inmutarse. Camino a la Basílica de la Merced, sin dilación. Nuevo chaparrón mientras la Hermandad de la Salvación entraba en carrera oficial. Las informaciones se cruzaban en el Consejo: “todos a Catedral menos Los Judíos”. Pero la Salud de San Rafael ya estaba en San Francisco, el palio del Desconsuelo se quedaba en la Basílica de la Merced y el Señor de las Penas a la iglesia de la Victoria. En 3 años, la cofradía se ha separado dos veces como consecuencia de la lluvia. Ahora, a esperar decisiones.

Llegaron pronto, pues el cortejo de la Virgen del Desconsuelo se volvía entero a San Mateo. El misterio subiría Ancha y Merced y el cortejo de palio le seguiría saliendo desde la Basílica mercedaria. Momentos emotivos en su interior con la Hermandad del Transporte, que la acogió con los brazos abiertos. Mientras, el resto volvía por el itinerario más corto. Llamativo, aunque muy bien explicado en una carta a sus hermanos, La Clemencia volvía a San Benito sin nazarenos ni bandas. A paso de agua y sin música. Las monjas del Sagrado Corazón de Montealto ofrecieron plegarias cantadas a su hermandad vecina conformando un momento entrañable.

El resto, es historia. El Desconsuelo se recogió de manera espléndida, con dos bandas que son joyas para la Semana Santa de Jerez y dos pasos que si estuvieran a 100 kilómetros vendrían autobuses para verlos.

Los valientes se mojaron. Los valientes también se quedaron en casa. Martes Santo a la altura de la extraña Semana Santa que estamos viviendo.

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