Los cambios introducidos este año en la procesión del Corpus Christi -nuevo itinerario y finalización de la misma en la iglesia parroquial de San Miguel- no dieron los resultados que, a priori, estaban previstos en lo que a público en la calle se refiere.
La manida excusa del calor en las vísperas del estío ya no convence a nadie. Quizás, el exceso de procesiones en nuestra ciudad tampoco beneficie a engrandecer una jornada que, por lo menos en Jerez, ya no reluce más que el sol.
La Solemne Eucaristía Estacional, oficiada por el obispo de Asidonia-Jerez, monseñor Rico Pavés, comenzó a las 18:00 horas en la S. I. Catedral, culminando con una procesión novedosa por los cambios anteriormente expuestos. El Santísimo recorrió en la custodia de Gabella Baeza, entre otras, la zona de la Alameda Vieja, en la que los jóvenes de las cofradías jerezanas dispusieron un total de cuarenta alfombras.
Asimismo, se pudieron contemplar cuatro altares instalados a lo largo del recorrido procesional. Uno, presidido por la imagen del Niño Jesús de Nuestra Señora de la Merced Coronada y realizado conjuntamente por las hermandades de El Transporte y Nuestra Señora de Loreto en la calle Consistorio; otro realizado por la Agrupación Parroquial de Nuestro Padre Jesús de la Humildad en el Alcázar y presidido por la imagen del Sagrado Corazón de Jesús; el de la Agrupación Parroquial de la Divina Pastora de las Almas de San Dionisio en la plaza de la Asunción presidido por una pintura de su titular, y el que confeccionó el Ayuntamiento delante del Cabildo Viejo presidido por una custodia realizada en el Taller de Fiestas.