Aquí y ahora

Ezequiel Simancas

Una tarde de enero, fría y gris. El pasillo donde me encuentro -al fondo- tiene un letrero verde con unas letras: SALIDA. En mi mano izquierda el aparatoso enganche para transportar el gotero. En el iPhone suenan marchas como Virgen del Valle, Macarena de Cebrián o Silencio Blanco. Es curioso, pero en las largas horas de espera buscando ese letrero verde de salida, el pasillo se convierte en el escenario perfecto, en las calles más difíciles que dan pie a esas interminables «chicotás» recordando lo vivido y sobre todo, en la búsqueda de aquellas “manos” debajo de los pasos, que nos hagan sentir costaleros de por vida. Son esos momentos los que cambian mi estado emocional estos días donde buscar el relevo en la vida real se hace eterno. De repente, la marcha deja de sonar y volvemos a la realidad. No hay una ropa ceñida, mi faja sigue en el cajón y mis zapatillas no tienen ese camino de vuelta, que en las buenas y en las malas, me sentía costalero.

Pero vuelve a sonar mi teléfono, no es una nueva marcha, son mis amigos. Los que en las malas «chicotás», me alientan y me invitan a seguir siendo fuerte porque las calles que vienen, por desgracia, son bastante malas. Ellos hacen que me centre en el objetivo de llegar a la luz verde donde pone salida, para volver al trabajo, para volver a sentirme costalero, gracias a que ellos son COSTALEROS, porque los costaleros no solo se ven en las buenas «revirás» o en las buenas «levantás», también se ven cuando al que va a su lado le hace falta ayuda o le hace falta aliento para seguir adelante y no mirar atrás. Por eso me lleno de orgullo cuando hablo de mis costaleros, porque lo sois dentro y fuera de los pasos.

Ya son algunos años donde mi ropa está en la mejores manos que puedan estar, resignado a dejarla en el cajón del olvido. Ya son muchos años, para mí, donde dejé de estar debajo de los pasos, pero que gracias a lo vivido, sigo siendo costalero.

Como bien enunciaba anteriormente, lo vivido hace que me siga sintiendo parte de ustedes y por eso este año junto a todos vosotros quiero sentirme más costalero que nunca, por ello, en estos días os pasaremos las citaciones con las diferentes fechas, para que sigamos escribiendo nuestra propia historia juntos, para poder seguir disfrutando de este bendito oficio. Como bien dije en el anuario del pasado curso “Vias Veritas et Vida” el ser costalero es uno de los legados más bonitos que podemos dejar.

Por lo que pueda pasar mañana, porque no podemos saber dónde estaremos, por infinidad de situaciones que no dominamos, lo único que os pedimos este año es: AQUÍ Y AHORA.

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