Por su clásica y jerezana impronta, la de la Amargura es una de las cofradías más señeras de la ciudad. No en balde, y ciñéndonos al ámbito poético, bien se podría afirmar que la devoción mariana que da nombre a la corporación del Miércoles Santo es una de las imágenes que más importancia ha tenido a lo largo de la historia del pregón de la Semana Santa.
Ciertamente, además del apego y el arraigo que derivan del fervor hacia esta dolorosa, no es baladí tener en cuenta el elevado número de exaltadores provenientes de esta cofradía.
En efecto, con la designación de José Blas Moreno como anunciador de la Semana Mayor de 2017, la lista de pregoneros de la hermandad de la Amargura llegará el próximo año hasta los once.
No obstante, el pionero de este elenco fue el isleño Francisco Montero Galvache, quien tuvo la oportunidad de realizar el pregón hasta en dos ocasiones (1962 y 1989), tras haberse suspendido el de 1955, para el que también fue elegido.
En 1971 lo ejecutó el celebérrimo Antonio Gallardo Molina – siendo nombrado hermano mayor honorario un año después- y en 1977 Manuel Liaño Pérez. Cuatro más tarde (1981) fue el turno de José Luis Zarzana, que cedió el testigo a su hijo José Antonio tres décadas después (2011).
De igual modo, los hermanos Garrido Arcas también tuvieron la oportunidad de exaltar la Semana Santa, Francisco lo hizo en 1982 y Manuel en 2009. Juan Pedro Cosano fue proclamado en 1984 y Manuel Yélamo Crespillo en 1986 – si bien ya había leído en 1983 el de Juan González, que no pudo declamarlo por enfermedad-. Y por último, en 2001, el prolífico Enrique Víctor de Mora reabrió las puertas del pregón en el Teatro Villamarta con una lírica memorable.
Así pues, el próximo 2 de abril José Blas Moreno será el encargado de prorrogar aún más una tradición que se ha ido forjando verso a verso desde hace cincuenta y cuatro primaveras.