En la oscuridad, te hallé.
Allí estabas, fulgurante,
mis tinieblas se esfumaron,
dejé de vagar, errante.
¡Qué Luz perpetua, qué hoguera!,
déjame un poco pensarte,
si acaso puede el dolor
marcharse, por un instante.
Tras de ti, todo es intenso,
una verdad abrasante,
y no es nada mi palabra,
si no te tengo delante.
Bellos ojos, lucernarios,
son un Sol de media tarde.
¡Febrero de mil colores,
romanceros en las calles!
Pues la primavera llega,
entre las flores y el arte…
Todo el amor se contempla
en los suspiros galantes.
Dolor no cabe en mi pecho,
adulante, expectante,
cuando surca este fervor
el llanto de mis puntales.
Y entonces, nace tu luz,
brillas más, y más que antes,
tú, candela hirviente, tú,
primer astro palpitante.
Fulgor de plata, yo quiero
contemplar hoy tu semblante,
porque luz sin luz no vive
– a tus plantas, mi baluarte. –
– Macarena Márquez.
Fotografías: Javier Romero.
Vídeo: Alejandro Melero.