La ceguera y la sordera no son impedimentos para acercarse a Dios. Así lo ha sabido trasladar la Hermandad de la Lanzada con dos ejercicios que contribuyen a la integración de personas con discapacidad como las ya mencionadas.
La cofradía de la Basílica del Carmen recibió durante sus cultos cuaresmales la visita de la Pastoral del Sordo, a la que una intérprete de lengua de signos les trasladó la Santa Misa que allí se celebraba.
No es el único ejemplo de integración que ha llevado a cabo esta hermandad, puesto que en el día de ayer, durante el besamanos que celebraba la cofradía carmelita, un grupo de invidentes de ONCE Jerez fue invitado por la corporación a sentir a la Virgen del Buen Fin y a su Crucificado de la manera que mejor saben: palpando ambas tallas para descubrir sus figuras.
La junta de gobierno que preside Juan Carlos Ruiz quiso acompañar en esos instantes a estos invitados tan especiales a los que su discapacidad no les impidió sentir al Cristo de la Lanzada y a la Virgen del Buen Fin.