Ha sido como un suspiro. Efímero, pasajero, fugaz. La Semana Santa llega a su fin. Irremediablemente. Hoy toca abrir los sentidos y llenarlos de aromas, de sonidos, de gustos, de imágenes y de texturas. Cinco cofradías para disfrutar del epílogo.
Desde temprano -a las cuarto de la tarde- empezaremos nuestro particular recorrido en la parroquia de Nuestra Señora de las Viñas para, hora y media después, disfrutar en la iglesia conventual de San Francisco de la salida del Cristo. A las seis y media, será el barrio de San Pedro el que nos enseñe la soledad de la Virgen de Loreto. La Iglesia de la Victoria y la Real Capilla del Calvario serán, en la ya madrugada del Sábado Santo, los últimos refugios para los nostálgicos. La Semana Santa, entonces, solo será un bonito recuerdo.