La iglesia de Santo Domingo recibió a última hora de ayer al Simpecado de la Hermandad del Rocío, que de este modo puso punto final a la romería. Esta última jornada de camino se hizo especialmente dura por el cansancio acumulado y las altas temperaturas que se registraron a lo largo de todo el día, especialmente en el tramo de la carretera de El Barroso, sin duda el más penoso de toda la singladura.
El jueves de camino comenzó en Marismillas, lugar en el que se había llevado a cabo la última pernocta, y desde el que se partió camino de la playa de Malandar y el posterior embarque que llevaría a la comitiva jerezana a Bajo de Guía. Una vez allí se procedería al rezo del último Ángelus de camino, ante la capilla del Carmen.
A partir de ahí comenzaría lo más duro de la jornada, el tránsito por la antigua carretera del Calvario en busca de las habituales paradas de Ventosillas y El Barroso, a pocos kilómetros ya de Jerez. La comitiva se hizo presente en la ciudad al filo de las ocho de la tarde, adentrándose en el Hospital de San Juan Grande para después continuar por calle Taxdirt en busca de la plaza de Santiago y la calle Merced. Justo allí, la peña rociera El Viejo Simpecado ofreció su ya tradicional petalá al Simpecado de Jerez.
Tras la visita al templo de la patrona, los romeros jerezanos continuaron camino de Muro, Ancha y Porvera, siendo entonces cuando se vivieron los momentos más destacados de esta última jornada de camino. La salve en el interior de Santo Domingo cerró la romería para la Hermandad de Jerez.