Noche de amor efímero

Olía a café en la aldea desde el primer ‘amén’ del Rosario de las hermandades frente a la Ermita. La noche sería larga, como de costumbre. La lluvia de la tarde adelantaba las impaciencias de quienes habitualmente se reservan las fuerzas para la madrugada tardía. A su vez, en muchas casas, los romeros hacían lo propio: Rosario y bautizos -en algunos casos- previos a una noche de abrigo, bebida caliente y emociones.

Así, la Virgen del Rocío recibía en sus andas los hombros de los almonteños a las 02.34, con algunas hermandades aún por hacer acto de presencia en las puertas del Santuario. La Hermandad Matriz se apresuró entonces -ante una situación inédita- y su Simpecado se adentraba en la nave central de la Ermita para que, entonces sí, la Reina de las Marismas iniciara su caminar por la aldea almonteña.

Casi nueve horas de procesión, la más acelerada de los últimos años, para visitar a todas las filiales por las arenas de la aldea. La relativa fugacidad del discurrir de la Virgen del Rocío la llevó por los primeros metros de El Real sin tocar el suelo. La causa de esta celeridad algunos la achacan a la efeméride que celebra ya la Matriz por el Centenario de la Coronación de la patrona de almonte y que llevará a la Virgen a una procesión extraordinaria el próximo 8 de septiembre. A esta salida extraordinaria se le sumarán la salida ordinaria de la Romería de 2019 y el traslado a Almonte de cada septenio. Otros celebran el acierto de la Matriz en el cambio del paso de la Virgen, visiblemente apreciable, que permitió un transitar más directo y con la Blanca Paloma tocando la arena en menos ocasiones.

Las hermandades de Sanlúcar y Huelva, recibieron a la Reina de las Marismas en sus casas antes de lo habitual, cuando aún no despuntaba el alba. Finalmente, en la calle Almonte, decenas de Simpecados hicieron que la procesión se ‘ralentizara’ considerablemente. Ni rastro hasta entonces de las lluvias previstas para la noche, aunque las nubes iban cerrando un cielo que no se abriría hasta la recogida de la patrona de Almonte.

En Jerez, dos minutos de nervios y excesivos empujones en la llegada a la casa de hermandad. La impaciencia se transformó en cierta tensión innecesaria desde que el Simpecado morado atravesara el cancel de la casa.

Aún quedaban un par de Simpecados a la espera y en Jerez ya se abría el cerco que se ha convertido en ‘tradicional’. Poca naturalidad, la Virgen lejos de los padres dominicos que se afanaban por rezar la salve cerca de la Blanca Paloma y el Simpecado demasiado cercano a la reja fueron los ingredientes necesarios para culminar un paso fugaz e insuficiente que la “petalá” no fue capaz de encenderLas expectativas quizás sean demasiado altas, pero lo cierto es que la tensión no debería imperar en el momento más álgido y emocionante de la Romería de Pentecostés.

A las 11.30, la Blanca Paloma se volvía a posar sobre el presbiterio de su Santuario, aguardando de nuevo los rezos de cuantos se acercan aún hoy a su reja. Jerez ya vuelve soñando con un 8 de septiembre que brille con mayor fuerza.

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