El Desconsuelo recupera el techo y las caídas del palio

El taller de Charo Bernardino ha eliminado los caracolillos que añadió Carrasquilla, respetando el concepto original de Rodríguez Ojeda

La Hermandad del Desconsuelo ha recuperado la concepción original del techo y las caídas de su paso de palio gracias a un trabajo realizado en el taller de Charo Bernardino, que entre otras cosas ha eliminado los añadidos que sumó Carrasquilla a principios de los años ochenta, igualando además el tono azul de terciopelo de todas las piezas del conjunto realizado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda entre 1902 y 1905.

Para acometer esta tarea, el taller de Charo Bernardino ha contado con el asesoramiento de un equipo multidisciplinar de técnicos conservadores, restauradores e historiadores en el que ha jugado un papel destacado el arquitecto y diseñador Sergio Cornejo Ortiz. En opinión del propio Cornejo, esta restauración ha supuesto la recuperación del estado primigenio del conjunto “tras los avatares sufridos por el paso del tiempo y las intervenciones que desconfiguraron su concepción original”.

Este conjunto tiene una especial significación por cuanto “sirvió de guía” a otros palios encuadrados en la producción de Rodríguez Ojeda en cuanto a las proporciones de las bambalinas, los ejes de simetría o el recorte de las caídas, entre otras cosas. Además, fue realizado para la Hermandad de la Amargura de Sevilla en un contexto de profunda renovación estilística de la Semana Santa.

Cornejo recuerda que el palio “sufrió entre los años 1981 y 1982 una importante transformación en el taller de Guillermo Carrasquilla, que lo pasó a nuevo soporte y alteró su diseño y concepción original, añadiéndole sus característicos caracolillos para aumentar la profusión del bordado”. Todos esos elementos han sido eliminados.

Sin embargo, afortunadamente han llegado a nuestros días “la práctica totalidad de las piezas originales”, lo que ha permitido “la recuperación integral del palio tal y como lo creó Rodríguez Ojeda”. De hecho, no es significativo el número de piezas que ha debido reproducir el taller dado su precario estado de conservación, utilizándose las mismas técnicas y grosores de hilos originales en el caso de aquellas que ha sido necesario reponer. Además, se ha ajustado la estructura del palio para que en el futuro no afecte a los bordados de las bambalinas. Enrique Gonzálvez ha realizado por último un nuevo bastidor y cresterías en madera.

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