La procesiones magnas que no revolucionarán la Semana Santa de Jerez

La opinión de Alejandro Melero

Como en el año 1999, hace ya 25 años, un Gran Jubileo asoma. Las similitudes no son, ni mucho menos, vagas. En Palestina se comenzaba a gestar la Segunda Intifada (2000), una serie de revueltas que tuvieron su germen en 1993 a consecuencia del incremento de colonos israelíes, que se apropiaban de territorios más allá de la franja y Cisjordania. Un levantamiento que se produjo tras el fracaso de las negociaciones de paz entre Israel y Palestina, con la mediación de los Estados Unidos, representados por su presidente Bill Clinton. Unos hechos que, en una magnitud menor, recuerdan a los que desgraciadamente se viven hoy, mucho más crueles y sangrientos.

Otras guerras asolaban el final del siglo XX. Existían conflictos en América del Sur (Bolivia, Ecuador o Paraguay), África (Eritrea, Liberia o Sierra Leona, entre otros) y Europa (las guerras yugoslavas entraban en sus dos últimos conflictos en Kosovo y Serbia). Curiosamente, Rusia iniciaba en 1999 una guerra, esta vez contra Chechenia, aunque sus causas fueron muy distintas a las que hoy protagonizan la invasión en Ucrania. Un país este último que, por cierto, también vivía conflictos sociopolíticos que conllevarían a la Revolución Naranja de inicios del siglo XXI.

El contexto económico era algo distinto. El precipicio del nuevo milenio acarreaba incertidumbre en la economía mundial, aunque en nuestro país se vivían unos felices años que, a la postre, caerían como una pesada losa en la primera década del siglo XXI. Y es que España se situaba en la 11ª economía del mundo. El resto, es historia: desplome, corrupción, desempleo y recuperación lenta y dolorosa de los bolsillos españoles. Quizás este relato no sea similar al de nuestros días (o sí, hay visiones de todo tipo), pero el final del siglo XX dejaba al nuevo milenio unos retos nada fáciles de afrontar.

La Iglesia del nuevo milenio

Bajo el pontificado de Juan Pablo II, que en noviembre de 1994 publicó la carta apostólica Tertio Millenio Adveniente, la Iglesia Católica preparaba la entrada del siglo XXI. Un nuevo milenio daría comienzo con tres años de preparación previos (1997-1999) al Gran Jubileo, que comenzaba en la Nochebuena de 1999 y finalizaba en la Epifanía de 2001. Este llegaba de la mano de la bula papal Incarnationis Mysterium de finales del 98.

Juan Pablo II durante la JMJ de Roma (2000) / Vatican News

En lo particular, y lo que nos ocupa, las cofradías de Jerez celebraron en la jornada del Sábado Santo del año 2000 la Procesión Magna Jubilar decretada por Monseñor Bellido Caro. Un Santo Entierro Magno con hasta 31 pasos en la calle: misterios, crucificados y hasta dos dolorosas (Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora del Amor y Sacrificio).

Un contexto que se asemeja al que iniciará la Iglesia en el inicio del segundo cuarto de siglo, pues el Jubileo previsto para 2025 se hará formal a principios de mayo del presente año. Aunque ya ha fue anunciado por la Santa Sede en 2022, la Bula llegará en apenas unas semanas, tras dos años de preparación: en 2023 el Año del Concilio y en 2024 el Año de la Oración. Un jubileo ordinario que no escapa también a razones de gran calado histórico.

Carta del Papa Francisco (2022): “Peregrinos de Esperanza”

“En los dos últimos años no ha habido país que no haya sido afectado por la inesperada epidemia que, además de hacernos ver el drama de morir en soledad, la incertidumbre y la fugacidad de la existencia, ha cambiado también nuestro estilo de vida. Como cristianos, hemos pasado juntos con nuestros hermanos y hermanas los mismos sufrimientos y limitaciones. Nuestras iglesias han sido cerradas, así como las escuelas, fábricas, oficinas, tiendas y espacios recreativos. Todos hemos visto limitadas algunas libertades y la pandemia, además del dolor, ha despertado a veces la duda, el miedo y el desconcierto en nuestras almas. Los hombres y mujeres de ciencia, con gran rapidez, han encontrado un primer remedio que permite poco a poco volver a la vida cotidiana. Confiamos plenamente en que la epidemia pueda ser superada y el mundo recupere sus ritmos de relaciones personales y de vida social. Esto será más fácil de alcanzar en la medida en que se actúe de forma solidaria, para que las poblaciones más desfavorecidas no queden desatendidas, sino que se pueda compartir con todos los descubrimientos de la ciencia y los medicamentos necesarios.

Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza”

El calendario del Jubileo de 2025 contará con jornadas temáticas dedicadas a diversas realidades pastorales, como el Jubileo de las Cofradías, que se celebrará del 16 al 18 de mayo del próximo año y culminará con la procesión, por las calles de Roma, de las imágenes del Santísimo Cristo de la Expiración de Sevilla (El Cachorro) y de María Santísima de la Esperanza Coronada de Málaga.

La Semana Santa de Jerez, ¿ante una nueva revolución?

Como en el inicio del siglo, las cofradías jerezanas preparan el Jubileo a su manera. Y es que al ordinario anteriormente comentado hay que sumarle el Año Jubilar del Carmen, que ya ha comenzado y que sirve además como preparación para el Año Santo de 2025. Como colofón al año carmelita, la Unión de Hermandades de Jerez tiene ya la lista definitiva de las cofradías que formarán parte de la Procesión Magna Mariana que conmemorará también el centenario de la Coronación Canónica de la Reina del Carmelo.

Esta procesión se celebrará el día 12 de octubre del presente año y “se considera un acto devocional que puede ayudar muy bien a la preparación espiritual del Jubileo de 2025”, tal y como aseguraba el obispo de Asidonia-Jerez, monseñor Rico Pavés, en la misiva que servía como aprobación del evento tras la solicitud presentada por el Consejo local de Hermandades y Cofradías que preside José Manuel García Cordero.

Lista cerrada: 37 imágenes conformarán la Magna Mariana

A esta Magna Mariana se le podría sumar en 2025 otra de pasos de Cristo por el Año Jubilar anunciado por la Santa Sede y que, para más coincidencia, se celebraría en las bodas de plata de la Procesión Magna del año 2000. Un evento que todavía está por confirmar, pero que tendría el aliciente de comprobar los cambios producidos a partir del magno evento de aquel Sábado Santo.

Cartel de la Semana Santa de 2000 / Federico Abrines Fernández

Bien es cierto que con Bellido Caro, poco osado a abrir la puerta a los cambios en la Semana Santa de Jerez, muchas de las denominadas “hermandades juveniles” se adentraron en la Iglesia Diocesana y, con el paso de los años, fueron instituidas como hermandades y cofradías de nazarenos. La llegada de los dos siguientes obispos -Del Río Martín y Mazuelos Pérez- propició la eliminación casi total de las barreras que las nuevas hermandades encontraban a finales del pasado siglo.

En un contexto radicalmente distinto, de culminarse esta propuesta, hasta 47 pasos podrían procesionar en un hipotético Santo Entierro Grande (o procesión similar), por los 31 que hicieron lo propio en el año 2000. Es decir, hablamos de una Semana Santa totalmente transformada, que ha experimentado cambios sólo comparables a la Semana Santa de Sevilla en siglos pasados.

No obstante, de producirse variaciones de calado en la semana mayor jerezana, no sería previsible en los primeros años desde la celebración de las procesiones magnas. Hay que recordar que, exceptuando a la Hermandad de la Clemencia, las nuevas hermandades se incorporaron progresivamente desde el año 2005. Y lo cierto es que, pese a más de 20 años de cambios, este proceso aún queda por cerrarse en Guadalcacín.

De hecho, quizás no estemos ante una nueva oleada de cambios, sino ante una continuación de ese desarrollo exponencial. Porque, en definitiva, el margen de crecimiento de la Semana Santa de Jerez en 2024 es radicalmente menor que a principios de siglo. Sin ir más lejos, la recuperación del Sábado Santo supone el espaldarazo definitivo a los planes de ordenamiento de las jornadas pasionales, aunque todavía quedan por definirse al completo. Probablemente, incluso hablemos de cambios internos en las cofradías: su estilo, su idiosincrasia, su forma de organización, su madurez… Pero no de cambios estructurales.

Aunque quién sabe, porque un cuarto de siglo en la historia de las cofradías es muy poco tiempo. Sólo queda intentar no morir de éxito.

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