Todos sabemos que la fuerza no se demuestra moviendo kilos con el cuerpo, la fuerza se demuestra echando casta cuando la vida aprieta.
Déjame que te cuente una pamplina que me pasó ayer mismo. Andaba esperando que me pusieran delante un fusible de “delicia de uva palomino”, exacto, una copita de vino cuando escucho a mi vera:
“No te preocupes que a esa le sobra casta para tirar para delante”
Olé ahí, “le sobra casta”, que forma más nuestra de decir que da igual los kilos de problemas que le caigan en lo alto, apretando los dientes y la mente te beberás esas chicotás más apretaditas que te vienen.
“¡FUERTE PÁ ARRIBA!” Hay personas que llevan en su ADN tatuada esta frase, no hay más fuerza que querer y sentirse fuerte. Lo demás son perdidas de tiempo innecesarias. La fuerza, la mayoría de las veces, se demuestra sin ostentaciones.
No hace falta fajarse ni ponerse el costal a la altura de los ojos en plan “Maldeman operación Triana” para soportar los kilos que le caen a uno, no.
Bastones que marcan el compás del tiempo como hacen los palermos en los tramos de los cirios verdes. Bastones que pesan más que pasos de misterios de vuelta y sin relevos.
No hay mayor victoria que sentirse ganadores del pulso que te pone la vida. No hay empates que valgan. Cabezas con pañuelos que sirven para volar y sobrevolar el tablero de la vida…ya quisieran los superhéroes tener la mitad de superpoderes que esos pañuelos.
¡SONRÍE! Sonreír es el primer paso para ganar, el empate y la derrota no se contemplan…y es que, querido amigo, la ESPERANZA es la única manera de ganar la partida aún cuando la vida hace trampas.
¡VIVAN LOS VALIENTES!