
Miguel Ángel Moreno Rebollo – @moreno_rebollo
Periodista y divulgador cultural, actualmente trabaja en la programación cofrade de Canal Sur TV con el programa Andalucía en Semana Santa.
En el actual panorama globalizado y competitivo, labrarse una marca propia siempre es un reto. Jerez puede presumir de tener esa vitola reconocible y reconocida en el panorama cofrade. La expectación que ha generado la procesión magna de este octubre es buena prueba de ello.
¿Por qué tantos cofrades han puesto sus ojos en Jerez estos días? ¿Qué tiene la ciudad del vino y el caballo que tanto atrae a quienes consideran que el 19-O nos aguarda el evento cofrade del año? No vamos a descubrir ahora el rico patrimonio heredado que custodia Jerez. Las tallas de Camacho de Mendoza o Ignacio López y los bordados de las Antúnez, Ojeda y Carrasquilla son grandes letreros de neón que alertan al curioso: dirija usted aquí su mirada. La belleza de muchos de los rincones de su casco histórico y la fama de unas bullas mucho menos apretadas que en otras grandes ciudades completan un programa ineludible para los habituales del turismo de procesiones y tremendamente atractivo también para quienes son más selectivos en sus desplazamientos.
Esa herencia patrimonial va a encontrarla el visitante sin lugar a dudas, aunque las exposiciones previas a la magna hayan evidenciado que su estado de conservación en bastantes casos es muy mejorable. Contar con el tesoro que custodia Jerez implica una doble responsabilidad. De un lado, de su preservación, un campo en el que no sólo es importante prevenir y frenar el deterioro, sino también dejar de recurrir a quienes, de manera arcaica, siguen pensando que restaurar es rehacer y reinventar. Por otro lado, el legado de excelencia que recoge la Semana Santa jerezana obliga a exigirse esa misma excelencia en las nuevas incorporaciones, como el mejor homenaje posible a quienes nos precedieron. Y no, no hay que poner la lupa en esto siempre sobre las mismas cofradías, las más jóvenes, las más pequeñas. Son precisamente las corporaciones con más potencial las que deberían llevar la voz cantante en esto y, sin embargo, donde muchas veces hay más tela que cortar.
Otra de las patas fundamentales de la Marca Jerez a nivel cofrade son sus espontáneas manifestaciones de devoción popular, marcadas por el flamenco y el casticismo. Y aquí es donde, probablemente, el visitante de la magna pinche en hueso. Se han hecho circular tanto los vídeos de las saetas de Salmonete al Cristo o los monaguillos del Prendimiento arrancándose por bulerías que se corre un riesgo importante de que el forastero piense que todo el monte es orégano. Ante la falta de correspondencia entre expectativa y realidad, la tentación de crear una atmósfera artificial que imite lo soñado es fuerte. Huye de eso, amigo. Lo impostado siempre se queda a medio gas. Hay mucha más emoción y autenticidad en la subida del Amparo por la Hoyanca, rodeada de la ilusión de su gente y la admiración de los foráneos, que en las performances de micro y altavoz.
Lo buscado y hallado, lo soñado que difícilmente se encontrará… y lo que no se espera de una marca potente como la de Jerez y, sin embargo, empaña un día tan especial. La organización de la magna ha proyectado muchas más sombras que luces desde su misma gestación. La falta de un argumento serio para convocarla, su vocación más museística que devocional y el intento de boicot a las hermandades “que no daban la talla” sabiamente desactivado por el obispo eran un punto de arranque poco prometedor.
Desde entonces, se ha seguido un camino errático, de vacilación constante y una comunicación mal calibrada que empantanaba aún más la situación. Súmenle los sucesivos problemas con la venta de las sillas, el mareo de las bandas en carrera oficial, la improvisación en el plan de aguas… y el balance que nos deja, y que trasciende al observador de fuera, es el de que lo importante es sacar pasos, pero cuándo, cómo y por qué eran preguntas secundarias a las que se ha respondido tarde y sin mucha convicción.
Cómo afectarán estos previos a la Marca Jerez es un misterio. Lo más probable es que, si el tiempo se apiada de nosotros este sábado, la jornada nos deje un arsenal de imágenes suficientes como para que el visitante sea clemente en su juicio. Pero lo vivido debe servir de aviso a navegantes, de acicate para activar la autocrítica y ponerse las pilas para evitar repetir errores. En la lejanía gustas mucho, Jerez. Busca la excelencia. Búscate siempre a ti misma. No nos decepciones.