Asisto, ya curado de espanto, a los comentarios que diversos usuarios de distintas redes sociales –de manera respetuosa, dónde va a parar– lamentan o defienden la reivindicación de los consejos de cofradías de Andalucía, que solicitan “partidas económicas” para la conservación de su patrimonio. Entre algún ensayo basado en alguna tesis doctoral y sin falta de ortografía alguna, se lee aquello de “no con mis impuestos”, proveniente de gente no muy contenta con esta solicitud en forma de comunicado que ha trascendido a los medios de comunicación como este, que solo han constatado lo demandado por los máximos representantes cofrades. Con todo y con eso, entre los llamados ‘los nuestros’, algunas quejas por informar de lo que creían un perjuicio para el colectivo cofrade.
“No con mis impuestos”. La premisa, de primeras, desenmascara la intolerancia, sean cuales sean los grilletes ideológicos, cuando se subvencionan a ciertos colectivos que, indudablemente, defienden una causa justa y lícita. Como la de las cofradías, por ejemplo, aunque no nos lo reconozcan… Las cadenas de las ideologías y la esclavitud de no poder cambiar de opinión –parece que hay que defender las mismas tesis hasta el final– nos llevan a criticar siempre al de al lado, cuya causa vemos insultantemente injusta, por recibir ayudas de las administraciones.
A otro con esta eterna cantinela. La indignación es la principal fuente de las redes sociales, que “arden” día tras día sin remedio por culpa de la maldita ceguera de algunos que no ven más allá de sus propias narices. Intolerancia se llama, aunque esto sea subjetivo. Y está por todas partes, no se equivoquen.
“No con mis impuestos”, repito. Como hagamos caso a eso de “si lo quieres, págatelo tú”, desaparece más de una y más de dos causas justas pero, ojo a esto, no las cofradías ni su fin. Nadie nos paga nada, nos lo pagamos nosotros. Lo que no nos quita el derecho a ser un colectivo visible, vivo y con respaldo –legal y transparente– de las administraciones, a las que también contribuimos. Y además nos abonamos a una frase de Pedro Pérez, anterior presidente de la Unión de Hermandades de Jerez, que -más o menos- dice que las cofradías han sobrevivido a toda clase de males y que siguen vivas y coleando, pese a que no les echan un cable en este siglo XXI de los escándalos de corrupción, los fakes o noticias falsas y otros ‘escándalos’ que algunos intentan hacer pasar como tal por el mero hecho de no encontrarse en la cuerda ideológica de quien los critica.
Así que a usted no le importan sus impuestos lo más mínimo, le importa que no se beneficien de la redistribución sus enemigos íntimos. Y no, no acusen al de al lado, mírense primero a sí mismos…