Ojú qué batiburrillo en el titular. Ya está el niñato este dando por saco (por ser suave). Bueno, calma. Sé que esto es un poco impopular, pero voy a intentar explicarme. Ahí voy.
¿Habrá Semana Santa en 2021? Y yo qué sé. Lo que creo es que no. Un poco más negativo que la Junta de Andalucía que, en boca de su vicepresidente, Juan Marín, asegura que no se descarta en absoluto. Yo entiendo el titular: no se descarta, pero tampoco se asegura. Es decir, no existe ninguna noticia. Como no existió hace meses cuando no se descartaba y terminó descartándose (ahí sí hubo noticia, claro). Yo sigo creyendo, y más ante las últimas noticias sobre la vacuna de Oxford, que no podremos tener Semana Santa, mal que me pese. Pero bueno, será mi pesimismo innato o que las cifras de contagios me impiden ver más centímetros cúbicos de agua en la botella.
Esta desazón no es exclusivamente mía. De hecho, hay quien tiene una falsa sensación de desamparo. Es lo que leo y escucho a muchos cofrades: «Cofradías no, pero fútbol sí». Y ahí que van hordas de gente aplaudiendo comentarios a ritmo de ‘Me gusta’ o ‘Me encanta’. Argumento ad populum al canto. Ocurrió lo mismo cuando empezamos a notar la epidemia y ya empezaba a haber más contagios de los esperados por todos. «Solo se pone foco en los besamanos, hay muchos más contagios en las manifestaciones, los mítines…». Mártires del compás. Luego vino el confinamiento y se puso en cuestión todo contacto social, incluidos besos y abrazos a familiares, no solo a nuestras imágenes…
Incluso se paralizó el fútbol. Y luego volvió, pero a puerta cerrada. Porque el control de un pequeño grupo de personas sí es posible. Ya sea un partido de fútbol, de baloncesto o el Tour (donde, por cierto, no ha habido ningún positivo); es fácilmente controlable porque existen medios para ello. Unas 30-40 personas por equipo, con pruebas PCR cada pocos días, confinamientos individuales en caso de positivo y ya volverá a la dinámica de grupo.
Además, si como están argumentando desde todas las instituciones públicas, tanto españolas como europeas, la vacuna llegará, como mínimo, a finales de año, y no se va a poder vacunar a toda la población (entre 250.000 y 300.000), ¿cómo se van a permitir las aglomeraciones? Sea Alameda Cristina el Domingo de Ramos, el Santiago Bernabéu o el Carnaval de Cádiz.
Parece una perogrullada, pero por lo visto no se termina de entender.