Montero Galvache ya lo sabía…

Son varias semanas continuas de tertulias de barra de bar y de casa de hermandad, de comunicados y desmentidos en los distintos medios comunicativos, de debates estériles en las redes sociales y de broncas radiofónicas. Nunca creí que esta ofuscación se llegara a producir en la ciudad por un tema tan simple. Y no me estoy refiriendo ni mucho menos al conflicto catalán. Aquí nos la trae al pairo el parlament y los desvaríos de un aprovechado independentista. Hablo del posible cambio de la carrera oficial y de sus consecuencias, buenas y malas.

Resulta evidente que todo se ha dicho ya. Que los responsables de defender el proyecto recitan a los cuatro vientos las excelencias del mismo y sus virtudes, mientras que otros, los más, ven muchos más inconvenientes que ventajas en el cambio. Lo curioso del tema, es que aún no ha habido una presentación oficial del proyecto en cuestión, aunque poco importa. Casi se hicieron públicos todos los detalles de la nueva carrera oficial.

Al Consejo presidido por Dionisio Díaz le crecen los enanos de un tiempo a esta parte. Entre errores propios, desmentidos, fallos externos como el ocurrido con el revelado cartel oficial y dimisiones o ceses, no deben estar muy tranquilos y contentos por Curtidores. Y créanme que soy objetivo, por mucho que este que les escribe fuese integrante de la candidatura rival de Dioni en las pasadas elecciones a la Unión de Hermandades. Reconocí públicamente el buen trabajo y el tiempo empleado en engrandecer nuestra Semana Mayor por parte de este Consejo durante los primeros meses de su mandato. La de kilómetros que invirtieron en aquel otoño cofrade, la presencia siempre permanente en todos los actos de la mayoría de las Hermandades y la predisposición continua a ayudar era la nota predominante de este Consejo. Pero todo ha cambiado. Y para peor. Las dimisiones y ceses tampoco ayudan a calmar, la ahora mala opinión que se tiene desde los ámbitos cofrades de la gestión de la Union de Hermandades. El silencio como norma desde el Obispado tampoco ayuda a aclarar la situación. Recuerdo tímidamente como en tiempos pretéritos, con Don Rafael Bellido como Obispo de la Diócesis, situaciones mucho más suaves que las actuales, eran cortadas de raíz. Que se lo pregunten si no al Consejo del siempre recordado Lete.

Personalmente no me alegro de lo que sucede. Tengo buenos amigos trabajando en la sede de Curtidores. Buenos amigos muy capaces de remontar estos malos momentos. Los Orlando Lucena, Josevi Montoro, Carlos Rios o Ivison, por citar algunos miembros del Consejo, están más que cualificados para salir de forma positiva de esta crisis. Solo hay que dejarles trabajar. Al presidente le pediría lo que a la mujer del César, que además de serlo hay que parecerlo. No sirve de nada las confrontaciones en los programas de radio ni los titulares enrevesados en la prensa escrita. Él sabe mejor que nadie lo que significa ser un líder. Ya lo hizo en su Hermandad de la Clemencia.

Por último, y en relación al título de este artículo, volviendo al susodicho tema recurrente del cambio de la Carrera Oficial… ¿alguien ha caído en la cuenta de que, tal vez, el palio de una dolorosa jerezana no cabe por Tornería?

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