La gran victoria

Bien, por fin lunes, otra semana que comienza. Los lunes son esos días que al afrontarlos parecen dragones indomables y que después no llegan ni a lagartija de pared encalada de casa de vecinos… así que a por el dragón.

Déjame que te cuente una pamplina que me pasó unos días atrás. Te pongo en situación: andaba yo acompañado con un amigo, bueno un amigo no, mi buen amigo Manolo. Manolo es de esas personas que tiene más corazón de lo normal, si su sístole es siempre una sonrisa su diástole es otra aún mayor. No sabe conjugar el verbo “discutir” y ante la mínima duda te da la razón, que es de esas personas que tiene bien claro una cosa: la razón solo la tiene Él, lo demás son opiniones. Eso sí, te da la razón pero entre razón y razón puede acabar con las existencias de chicharrones y berza para una ciudad de 250.000 habitantes.

Pues eso, que andaba yo con Manolo sentado en un despacho -tranquilidad en las masas que era un despacho, sí, y además de los más reconocidos de mi pueblo-  pero un despacho donde en vez de haber maletines llenos de problemas hay botas de vino llenas de soluciones. Pues eso, que allí andábamos cuando se me acerca con dos fusibles fresquitos y echándome una miradita tipo Baloo a Mogli en el Libro de la Selva me suelta un “Joselito, nos la hemos ganado”…y me hizo pensar.

No se tú, pero yo jamás he ganado nada. Si corren dos el segundo fijo que soy yo, es más, mi pareja de tramo siempre llega antes a la Iglesia que yo. En los estudios el 5 (sin premio) iba siempre acompañándome como un apellido más… siempre pensé que a partir del 5 lo que había era el vacío total, un precipicio, el 5 era mi Finisterre.

Nos la hemos ganado”. Qué gran verdad. La de cosas que hacemos diariamente sin darnos cuenta que son verdaderas Victorias cotidianas. Victorias –siempre con mayúsculas- y que no sabemos apreciar: cuando nos llama un amigo en el momento que nos hace falta, una Victoria; cuando nos esperan con una sonrisa, una Victoria; cuando confían en nosotros, una Victoria… cuando eres capaz de entender el discurso de un político, eso es un milagro.

Los cofrades sabemos muy bien eso de las “Victorias cotidianas”. La raya que le hace una abuela a su nieto para que salga de monaguillo es una Victoria por goleada a cualquier congreso de Delineantes. O el pan de un montadito en Semana Santa que es una Victoria de nuestros dientes a la dureza, o los tacones del Domingo de Ramos de las canis que es una Victoria a la ley de la gravedad… ¿Y un Palio? Un palio es la mayor Victoria a la belleza que existe.

Los niños –mucho más inteligentes que nosotros- siempre celebran sus Victorias cotidianas y se alegran con cosas tan simples como pintar bien un árbol, ¿por qué no, es qué tenemos que ir a la Luna para que nos recuerden como ganadores? De eso nada, diariamente hacemos cosas infinitamente más complicadas que ir a la Luna o ganar un Nobel, como es apretar los dientes cuando los demás creen que nuestra caída está asegurada… o sacar dinero de un cajero automático, que hay que ver lo complicado que han puesto los cajeros, que hacen más preguntas que una madre a las 4 de la mañana.

La mayor de las Victorias es tener a tu alrededor personas que te quieren tal y como eres; que te quieren lo mismo lleves el cirio recto o lo lleves doblado. Esas mismas personas te acompañarían al infierno una docena de veces… que el personal es capaz de acompañarte al infierno 20 veces antes de ayudarte a hacer una mudanza o a traer una litera de Ikea.

(Si has descorchado una sonrisita con esta pamplina será mi primera Victoria del día)

Victoria, qué nombre de mujer tan bonito. Victoria: llegar y vencer, salir airoso de esa batalla cotidiana, sin escudos ni espadas, sin esperar revanchas. Nosotros con los que nos quieren derribando muros, convirtiendo a dragones en dóciles mascotas. Esas mismas Victorias nos regalan sus apellidos para ir por la vida con la cabeza bien alta; como vencedores de lo cotidiano…esa es para algunos de nosotros nuestra única gran Victoria: la Victoria del día a día, la Victoria de saber que ellos estarán ahí.

FELIZ LUNES. FELIZ SEMANA. FELIZ PRECUARESMA

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