Jerez pasó a la historia

El pasado fin de semana se vivió un acontecimiento histórico, una celebración única y excepcional en nuestra ciudad. “Todas” las dolorosas de nuestra ciudad (ahora procederé a retirar el entrecomillado), expuestas ceremoniosamente de besamanos, para celebrar el cuadrigentésimo aniversario del voto inmaculista de la ciudad, con sus templos abiertos de par en par para recibir a multitud de fieles cofrades, algunos llegados de otras capitales y tierras andaluzas, y otros incluso, venidos de más allá de Despeñaperros (solo espero que cuando se recuente el número de participantes, no se alcance el 100,88% de cofrades totales).

Mª Stma. del Valle Coronada y Mª Stma. de la Esperanza, expuestas simultáneamente en ceremonia de besamanos en el interior de la Iglesia de S. Francisco el pasado domingo.

He de decir, que felicito a los cofrades de Jerez por tal efemérides. En lo personal, llevaba mucho tiempo esperando una Extraordinaria con mayúsculas, como es el caso. Pienso que celebraciones como ésta, hacen que otras prescindan del prefijo que las nombra, porque verdaderamente, lo ocurrido en Jerez sí que ha sido extraordinario, el mejor formato imaginable, para llevar a cabo una celebración como la que nos ocupaba.  ¿Qué mejor forma de celebrar nuestra fe en María Inmaculada que acercar su devoción al pueblo? Mejor dicho, ¿qué mejor forma de acercar la fe en la Virgen al pueblo provocando que sea el pueblo el que se acerque a María? Ninguna. Por más palios que cruzaran nuestras calles, y más pasos los siguieran, y más bandas que dibujaran partituras en el cielo, no llegaría a ser ni por asomo, una celebración tan exquisita y efectiva como la que vivimos esos dos días. Un templo, unas puertas abiertas, un sagrario ante el que arrodillarse, y una llamada de nuestra Madre a besar su mano, y rezarle un ratito, para decirle lo mucho que se la quiere. No es necesario nada más. Sencillamente hermoso.

Si precisáramos el entrecomillado, no todas las dolorosas de nuestra ciudad participaron, y aquí, toca ponerse serio. Ni las supuestas desavenencias con el Consejo, ni en la hipótesis del no haber pedido las cosas por favor, ni el ‘yo más’, ni las obstinaciones hipócritas, ni siquiera el estar o no de acuerdo con las formas, son excusa suficiente como para cerrar un templo que no es tuyo, pegar carteles mal escritos en puertas que no son tuyas ni negar el culto público a una Imagen que tampoco te pertenece. Porque puestos a ser más papistas que el Papa (como le gusta en Jerez a algunos), ni al Carmen ni a la Merced les llegó petición cursada de participación al Besamanos Magno, y sin embargo las puertas de sendos templos estuvieron abiertas para que quien lo deseara, ya fuera paisano o foráneo, pudiera al menos subir las escaleras al cielo que conforman sendos camarines y deleitarse con el rostro de dos de las devociones más importantes y fundamentales de Jerez y su historia. Más razones que tuvieron en el Carmen y la Merced para colocar carteles en la puerta de sendas Basílicas, no las tuvo nadie. La frase “en esta Iglesia no hay besamano(s) magno” no la considero informativa (una imagen dice más que mil palabras, y una puerta cerrada a cal y canto no sugiere que su interior esté accesible), y si no es informativa, es completamente innecesaria, y si es completamente innecesaria y seguía puesta en esa puerta, es ganas literalmente de dar la nota.

Sin embargo, un proceso de restauración, como es el caso de la hermandad de la Coronación, o la celebración de un culto público, como es el caso de la hermandad de la Candelaria, sí que son razones suficientes para no poder estar, y muy a pesar de ambas corporaciones, pues conociendo a su gente, no dudo en ningún momento de que de haber sido otras las circunstancias, sendos besamanos hubiesen estado a la altura de las circunstancias.

Multitud de cofrades de otras ciudades que lo preguntaron hubiesen esperado otra respuesta a la pregunta, pues simplemente por la idea llevada a cabo y la intención, bastaría. “Oye Selu, están todas las imágenes expuestas, ¿verdad?”… Y en honor a la verdad, no estuvieron todas las que podían haber estado. Por más explicaciones que intento encontrarle, me sigue pareciendo delirante, absurdo y de tener la cabeza puesta en otros intereses que difieren mucho de los que deberían ocuparle a los altos cargos de nuestras hermandades. Si este Consejo no lo está haciendo todo lo bien que se pudiera, y su gestión dista mucho de la esperada, es otra historia, otro artículo, y algo a tratar más adelante, pues denegando el permiso a la UHH se ha visto denegada también la muestra devocional de Jerez. Era la ocasión perfecta para dar a conocer nuestros Titulares y acercarlos al pueblo, y lo único que se ha logrado, con o sin razón, es perder esa oportunidad y demostrar la ruptura y la quiebra en el seno de nuestras hermandades. Nada más (y nada menos).

Siento vergüenza y hartazgo, pero una pataleta no va a empañar un fin de semana maravilloso, ni me hará olvidar las múltiples imágenes y momentos que guardo para el recuerdo, como el descubrimiento que hicimos del esplendor del barroco gracias a las clarisas de la calle Barja en la escondida Capilla de San José, o entrar a saludar a María de la Encarnación, y a Dios en la magnífica Capilla del Sagrario de San Miguel, o los besamanos múltiples y simultáneos en San Francisco, Santo Domingo, San Dionisio, Santiago, o simplemente el paseo por la historia del arte de la mano de los grandes cofrades gaditanos Miguel Ángel Castellano y José Manuel Romo.

No sé si han dado cuenta, pero desde un principio se trataba, simplemente, de demostrar públicamente la fe en la Virgen, la fe en nuestra Madre, aquella que independientemente de como la nombremos, seguirá siendo nuestra Madre. Y eso, se consiguió. Por eso se pasará a la historia en Jerez, porque la ciudad renovó de una manera ejemplar, entorno a su Madre, la fe en María.

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