El cajón

Las pamplinas de @JosAntonioNez

Todo en esta vida cabe en un cajón, tan es así que hasta a nosotros nos espera uno (lagarto lagarto Avanti, lagarto lagarto). Todo en esta vida cabe en un cajón pero sobretodo: todo en esta vida se puede rescatar de un cajón.

Esos cajones sin fondo donde guardamos todo lo que nos va sobrando, o al menos todo aquello que creemos que nos va sobrando en nuestras vidas. Recuerdos, momentos, personas, besos, caricias, miradas, problemas sin solucionar.

Cajones sin fondo que tragan y tragan. Cajones sin fondo tan listos que a veces se abren solitos para que tiremos de ese recuerdo o de esa persona que teníamos guardado en ese cajón desastre que es el recuerdo.

Con nuestros Vecinos también hacemos lo mismo: que nuestras vidas son amables y completas, pues ahí que los metemos a los pobres para que cojan polvo. Muy diferente es cuando alguna de las patas de la silla que es nuestra vida se rompe o se tambalea como la bambalina de un Palio de barrio de vuelta por su barrio.

En ese preciso momento que nos falta algo vamos corriendo al cajón y los sacamos rápidamente para pedirles que nos ayuden, que nos auxilien, que nos tiren un salvavidas, que pongan nuestro currículo el primero del montón, que corrijan los valores que salen mal de la anillita.

Y ellos salen y entran del cajón de nuestro egoísmo sin rechistar, otra crucecita más para ellos… otra lagrimita más para ellas.

A igual que ellos metemos en esos cajones forrados de soberbia a personas que en un momento de nuestras vidas hicieron tanto por nosotros. Lo hicieron, nos salvaron y los guardamos…

Cajones que guardan una parte muy importante de nosotros: lo que no nos interesa en ese momento.

Rebuscamos en el cajón desesperados cuando el agua nos llega al cuello a ver si podemos tirar de eso que guardamos, que tiramos al cajón con el mismo desprecio que miraba John Corleone a su sangre antes de liquidarla.

En un cajón cabe la túnica de tu Hermandad, en un cajón cabe el reloj con el que mides el tiempo que pierdes buscando excusas. En un cajón jamás debería caber todo lo que nos sobra…

Joé que pamplina más seria me está quedando, en fin, que en un cajón de pino lo que no cabe es el dinero y las tarjetas del banco, así que aprovecha y disfruta de la vida sacando todos los recuerdos buenos que tienes olvidados en tu cajónpero, sobre todo, plancha la túnica que te coge el toro.

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