Toc, toc, ¿se puede?

Con el permiso del respetable me meto en su ordenador para contar historias, historias verídicas. Bueno, verídicas y algún que otro embuste, eso sí, embustes sin maldad, siempre con la intención de que podamos descorchar alguna sonrisa… que para malos ratos ya está la cola del INEM y Montoro con la calculadora.

Que poco cofrade es eso de “pedir permiso” eh… mejor voy a pedir “la venia”, ahora sí, pedir la venia  y si lo ven oportuno colocar la Cruz de Guía y… un momento que me llaman:

– Niño
– Dime abuela
– ¿Qué estás haciendo?
– Pues nada, aquí escribiendo pamplinas de las mías para una página web.
– Con la letra tan bonita que tienes de niña de las Esclavas seguro que te queda precioso.
– Ya abuela pero mi letra no sale, que la letra que ponen es la del ordenador.
– Pues entonces no lo hagas que tú tienes muchas faltas de ortografía y vas a quedar mal. Oye…
Dime
–¿Has planchado ya la túnica?
– Te como, abuela…

Perdonen pero era una llamada importante, el Director del banco para decirme que me quiere con delirio y esas cosas que te dicen los bancos cuando te llaman. Bueno, decía que no hay cosa más cofrade que pedir ”la venia”. Tú sabes que un tío es cofrade porque cuando era chico no decía: ”mamá, ¿puedo ir a la placita esta tarde?”, sino “mamá si me das la venia, me voy a la placita esta tarde”.

Mi madre siempre cuenta que cuando yo nací, primero le pedí la venia a la matrona y solo cuando me la concedió, salí… la matrona se llamaba Marisa y por lo que se ve era cofrade y lo entendió perfectamente, es más, nada más salir le dijo a mi madre: “ha tenido usted un monaguillo repeinado de cofradía de silencio”. Mi padre se llevó un disgusto muy grande porque a él le hubiera gustado tener “un cirial de paso de palio” pero bueno, con el tiempo se le pasó y le cogió cariño al monaguillo.

Que verdad más grande es esa que dice que la vida es el tiempo que pasa desde que eres monaguillo hasta que tu hijo descuelga tu medalla del cabecero para dársela a tu nieto.

Bueno, lo dicho, que si ustedes me dan la venia nos podremos ver por aquí una vez por semana y así le quito algo de carga de trabajo a mis amigos que están saturados con mis pamplinas… bueno, nos vemos por aquí o por el tabanco que ustedes gusten. He dicho tabanco, que de barecitos modernos con platos negros cuadrados y “reducciones de nada sobre aire de ausencia” soy menos.

En fin, un placer y un privilegio que le dediquen un ratito de su tiempo a leer a este contador de historias.

Sean felices y recuerden…planchen la túnica que esto ya está aquí y después vienen los lloros.

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