Es Miércoles Santo y ya sabemos que esta Semana Santa no se nos olvidará. Y quizás con un recuerdo más positivo del que, a priori, podríamos tener en el contexto de pandemia que vivimos. Y es que ninguna ha salido, algo eminentemente negativo, no hemos tenido -ni tendremos- a las cofradías en la calle, pero sí su testimonio. Ayer vivíamos -ya sea en los templos- o por 7 TV Jerez el core de las hermandades: el corazón de cada una de las corporaciones, su razón de ser.
La alegría de los cofrades de San Juan de Dios y el Perpetuo Socorro fueron el mascarón de proa. Una madurez propia de las cofradías jóvenes jerezanas, a las que abrió camino una Hermandad de la Clemencia que ayer también vivió un momento histórico. La misa de campaña fue un rotundo éxito y la corporación de San Benito demuestra año a año que puede seguir siendo ese espejo en el que mirarse por parte de las nuevas hermandades.
El optimismo fue una cuestión de estado ayer. Porque había motivos, nada de artificios forzados o apariencias falsas. Desde Fernando Barrera, anunciando que los Reyes había aceptado los nombramientos de Hermano Mayor Honorario y Camarera Honoraria de la Defensión, pasando por las cariñosas palabras de Juan Luis León hacia sus hermanos y terminando con Paco Zurita llamando a la unidad de todos en tiempos difíciles, previos chascarrillos sobre la afluencia de personas a San Mateo y los horarios del Martes Santo: “Hacemos lo que podemos, pero a veces no lo conseguimos. Si no, no seríamos de Los Judíos”.
El Domingo de Ramos nos invadió la nostalgia. La estamos superando porque las cofradías son demasiado grandes para que la tristeza pueda con su razón de ser.