Se va cerrando poco a poco el tiempo de la espera y se va abriendo el del recuerdo.
La Cuaresma es ese periodo de tiempo donde todo vuelve a ser como lo habías imaginado, la Cuaresma es ese periodo de tiempo donde lo verdaderamente deseado empieza a cumplirse.
Los ciriales empiezan a desperezarse para ser mimados por manos que lo único que buscan es que vuelvan a tener el mismo brillo que tenían cuando eran mástiles de las bullas de su barrio.
Los naranjos empiezan a tomarse en serio eso de ir perfumando los recuerdos como lo llevan haciendo toda su vida.
Las abuelas se apresuran para volver a bordar las costumbres en las sonrisas de sus nietos.
Los cofrades empiezan a recordar diariamente que esto ya se va acabando como se acaban las torrijas en los expositores de la gula.
El cartel de “HOY ES VIGILIA” espera nervioso a que lo cuelguen viernes tras viernes como un sambenito en las conciencias de los comensales.
El bacalao vuelve a ser la base de nuestra pirámide alimenticia, pirámide donde reinarán los cartuchos de pescao frito y las espinacas con garbanzos con más éxito que cualquier monarca tuvo jamás.
Las túnicas empiezan su particular estación de penitencia de ese purgatorio que son los altillos a la gloria de ser colgadas en nuestras retinas, túnicas que no son más que oraciones en el tiempo.
Los que sacaron su particular papeleta de sitio eterna empiezan a volver a nuestros recuerdos por el camino más corto y sin mirar para detrás.
Los balcones pierden su timidez y se abren de par en par para volver a ser faro de nuestra vida, balcones que vuelven a recordarte cada vez que te asomas que eres la persona más afortunada del mundo.
Y es que, querido amigo, todo volverá a repetirse con una sencillez pasmosa…y es que, querido amigo, hoy es Miércoles de Ceniza.
¡SE FELIZ, HOY EMPIEZA LA CUARESMA!